miércoles, 12 de agosto de 2015

¡Y LAS COSAS YA NUNCA VOLVERAN SER IGUALES!


¿Cómo iba a pensar yo, cuando hice la maleta de juegos de mesa, que mis dos vástagos más enanos habían subido de nivel? Y es que la otra noche le comento a Mar que podemos hacer una partida a CIUDAD MACHI KORO y acepta de forma sorprendente. Me interesaba enseñarla a jugar para poder darle una par de partidas al juego y sacarle el polvo. De hecho, si un juego entra en la esfera de los pequeños puede ver mucha más mesa.

PRESENTANDO EL JUEGO
Mientras jugábamos, Jan y Ona se acercaron para mirar ¡era un juego de mayores! Al final de la partida, Janito comenta: “Papa, puc jugar? Es que ja se jugar!”. Insistió tanto que decidí darle una oportunidad. El tipo se sienta en la mesa y comienza a leer el texto de las cartas mientras se va riendo con lo que pienso empieza a comprender. Se ríe de textos de esos como: SI ES TU TURNO RECIBE TRES MONEDAS. Yo a lo mío pensando que el amigo no se está empanando y que va a palmar seguro.

¡ESTOS YA DOMINAN!
Empieza la partida y el tipo sigue bien el ritmo. Empieza a comprar y me parto la caja. El amigo compra de forma extraña, se pilla todas las granjas porque valen una moneda pero le van saliendo doses y las activa. De golpe y porrazo se pilla la carta número siete y empieza a tirar con los dos dados. Activa la carta número siete y cobra 3 monedas ¡por cada carta de granja! El innombrable empieza a cobrar 9 monedas del tirón con cada siete. Con lo acumulado empieza a comprar cartas del 9 que le dan 5 monedas cada vez que la activa, pero el mamón ¡tiene 3! ¡Cada vez cobra 15 monedas!
Cuando quise darme cuenta el amiguete había construido los 4 edificios y había ganado la partida. No supe reaccionar, me pilló con la guardia baja y cuando quise cambiar el rumbo estaba perdido. El enano me había ganado y lo había hecho con toda la naturalidad del mundo.


Jan está a punto de hacer 6 años y se ha avanzado 1 año a la edad marcada por el juego. Después Ona se sumó al asunto para confirmar que el juego era asequible a la edad de los pequeños. Pienso que también se debe a que los enanos tienen un buen nivel de lectura y la dinámica del juego no se hace lenta.
Ahora ya llevamos unas cuantas partidas y el juego encaja a la perfección. A Jan se le da bien ganar y el resto intentamos competir. Ahora se me ha abierto un nuevo horizonte, tengo que intentar probar otros juegos y ampliar el catálogo para introducir a los peques. Pues nada, ahora solo toca pensar qué juegos y de qué forma.

¡VAYA CRACKS!
Cuando la prole se activa y empieza a dar señales de vida. Cuando el pequeño de la casa demuestra estar a la altura. Son Gohan o Damian el hijo de Batman son un ejemplo de lo que aconteció hace poco. Que el niño es un poco friky ya lo sabemos, lee comics, le molan las pelis y los dibujos de superhéroes, se sabe el juramento de Green Lantern y tiene una imaginación que desborda a cualquiera. El chaval con ese poder latente, mira como se hace una partida y asimila la mecánica del juego. ¡Cómo el Supervisor! Ese supervillano que recibe siempre pero que es capaz de aprender las técnicas de combate de cualquier rival. Ese es Jan, peligroso, muy peligroso.

JANITO DE PEQUEÑO YA LA LIABA
El problema es que yo me emociono y empiezo a pensar que el niño ya puede juagar al DESCENT o al ZOMBICIDE o al MANSIONES DE LA LOCURA… Chechi tenemos un colega friky a punto de salir del horno. ¡Por fin! ¡El primogénito ha llegado! Y las cosas ya nunca volverán a ser iguales.

ZOMBICIDE

MANSIONES DE LA LOCURA
Jugar al Muchkin no tiene nada de especial a estas alturas, pero , cuando juegas al Muchkin con una madre y una hija, eso es harina de otro costal. De entrada no es que tengas las de perder, es que es mejor que ni te sientes a la mesa. 

¡NO TE FIES DE LAS DOS DEL FONDO!
Por la tarde, la historia empezó con Mar pidiendo una partida al MUCHKIN LEYENDAS. Como no, preparamos la partida y a jugar. Al principio no noté la desigualdad que había hasta que tanto madre como hija mostraban reparos a la hora de lanzarse maldiciones o putearse demasiado. Al contrario hay como una especie de contrato oculto y silencioso que debe de decir alguna cosa como: “Entre nosotras nos respetamos y cuando juguemos contra papa, ¡a por él!

NO SABÍA QUÉ HACER

Lo mejor de la tarde es que me hice con el martillo de Thor, aunque me sirvió de poco.

¡MÍO, ERA MÍO!
Básicamente la experiencia de juego no tiene nada que ver con una partida normal de Muchkin. Pero al final son como son y en los lances finales del juego, cuando todo está a punto de solventarse, entonces, se meten caña e intentan barrer para casa.
Os invito a probarlo. ¡Un autentico lujazo! Ahora, no pienses siquiera en ganar. Eso, amigos míos, eso es una autentica ¡utopía!

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