jueves, 27 de febrero de 2014

¡LAS MALDITAS NAPOLITANAS!

La idea de ver a algunos de mis más allegados en una situación límite o bajo la influencia de alguna sustancia psicotropica no es algo normal. Si entendemos, como normalidad, el hecho de que uno de tus amigos venga cada semana a casa a jugar a juegos de mesa, el concepto en si, dista del propio significado para ubicarse en una nueva dimensión etimológica. Por lo tanto, lo que bajo mi prisma es algo natural (por ponerle al tema otro adjetivo) parece bastante extraño en otros círculos, donde, desde el mismo prisma, se ven las cosas con algo más de escepticismo o incredulidad. Y es que esto de quedar para jugar, es más típico de adolescentes que de adultos retroadolescentes, que es lo que parecemos en algunos momentos. Por eso éste viernes la cosa empezó de forma bastante rara y se mezclaron, sin avisar, diferentes argumentos/realidades, más típicos de una película de Tarantino que de una vulgar reunión lúdica.

Y es que, cuando abres la puerta y entra Chechi con restos en la nariz de algo sospechosamente blanco, sólo te queda que pensar que todo tiene una explicación y que esta aparecerá en cualquier momento. Las conjeturas fuera de lugar no son más que un abanico de propuestas mentales más acordes con tu estado psicótico que con una realidad firme donde te ha tocado vivir sí o sí, sin tener en cuenta ni la raza ni el credo. Es por eso que no comenté nada y dejé que las cosas cogieran color, un color que parecía bastante gris oscuro.

El primer juego al que jugamos, fue un estreno, FORTUNA. Un juego sencillo (uno de esos juegos grandes para no jugones o para iniciar a niños) de los que me gustan porque empiezo a verles un futuro cercano en casa, con mis hijos. El juego no está mal, conjunta una serie de acciones relacionadas con el azar (lanzar dados) y con escoger cartas para intentar ganar (aquí sí hay algo de estrategia).


La idea consiste en que somos romanos que debemos avanzar hacia Roma y por el camino debemos forjar nuestro destino, construyendo edificios, ganando materias primeras como el agua o el trigo, montando bacanales con vino y hasta casándonos. Toda esa vida se conformará mientras avanzamos hacia la ciudad, 15 casillas nos separan de Roma y mientras avanzamos necesitaremos favores del emperador que aceleraran nuestra llegada. Llegar el primero no garantiza la victoria pero sí 15 puntos como 15 soles. Después las cartas obtenidas durante la partida te darán la victoria. Hay un aspecto que me gusta mucho y es que si un jugador no consigue ni siquiera cruzar las murallas de la ciudad, no tiene ninguna oportunidad de ganar.

¡SE OLIA LA DERROTA!

ÉSTE A LO SUYO...

El juego lo gané yo, por primera vez en la historia gané un juego que había preparado. Mis dos compañeros de juegos no habían sabido conectar con sus necesidades o con las cartas, para superar la distancia a la ciudad. Hasta insinuaron que se habían dejado ganar, que el juego era tan sencillo que sus prestigioso cerebros estaban por encima de tan simple tarea. Desmerecer al contrario, nunca pensé que vería ¡esa situación!

¡VICTORIA!

¡POR FIN! ¡CAMPEÓN!
Entonces me volví a fijar en Chechi y su nariz, sus ojos vidriosos, sus pupilas dilatadas, su gesto impasible... ese no era el estado latente, ¡era otra cosa! Al final rebobine la secuencia de su llegada y observe a Chechi en la puerta con ese sospechoso polvo blanco, ahora sí, parecido al ¿azúcar?

- Oye Chechi, ¿Qué te has metido? ¡Estas raro!
- ¿Yo? Nada.
- ¿Nada? Estas como ido, no has pillado nada del juego, y eso que te pasa no es el estado latente. ¿Qué has comido?
- Bueno, antes de venir me he pillado una Napolitanas.
- ¡Unas napolitanas!
- Sí, al principio iba a comer unas dos o tres, pero al final me he comido toda la caja.
- ¡Toda la caja!

Que yo sepa el consumo de cualquier sustancia de forma desorbitada se denomina sobredosis. No sabemos que peligros o efectos secundarios puede tener esa ingesta de azúcar desproporcionada. De momento el comportamiento errático de Sergi estaba haciendo mella en su concentración, ¿Iria la cosa a más?
¡Coño! ¡El azúcar no puede dejar tan jodido a nadie! Fue entonces cuando empecé a atar cabos. La Napolitanas deben de tener ese nombre por alguna razón, se me ocurrió emparejarlas con Napoleón pero tenían una aire demasiado italiano, así que probé con Nápoles. Nápoles del griego Neopolis (ciudad nueva), ¿qué hay en Nápoles relacionado con las sobredosis? ¡La Mafia, la puta mafia! ¿Y si la Mafia había empezado ha traficar con sus polvitos blancos y usaban las Napolitanas como tapadera? Entonces  fui más allá y pensé que la mafia de Nápoles es la Gomorra. ¡Joder! ¡La Gomorra! Ya lo tenía, Sodoma y Gomorra habían sido dos ciudades destruidas por Dios, por lo tanto la Mafia Napolitana conocida como Gomorra había ideado una nueva droga bautizada con el mismo nombre que destruía  la intuición lúdica de los jugadores (¡vaya jodienda mental!) y además se estaba introduciendo para diezmar el crecimiento de guerreros lúdicos en nuestras tierras. ¡Joder! ¡La teoría era brutal y la había deducido yo solo! Por eso pensé, que a lo mejor... se me estaba yendo la pinza de nuevo (sic).

- Sí, toda la caja. ¿Qué pasa?- continuó Chechi.
- ¡Las Napolitanas estan boníssimes! - complementó Núria.

En el fondo yo también pensé que las Napolitanas estaban buenísimas pero como siempre no estaba pensando en las galletas. ¡Ahora sí que tenía un lío de narices! Había descubierto una ficticia red de tráfico de Gomorra y ésta se había mezclado con italianas buenorras que merendaban galletas con azúcar.

PENSAMIENTO ENFERMIZO ¡ESTO NO SON GALLETAS!

Me interesó sobremanera la conexión bíblica del asunto. ¿La idea de una señal divina que utilizaba a mi amigo como vehículo del mensaje? ¿Posesión divina? ¿Chechi era un Arcángel? ¡Un Arcángel drogado con Napolitanas! En mi mente todo tenía sentido pero, ¿como coño había llegado tamaña información a mi red neuronal? Miré a Sergi y éste asintió con la cabeza y no pronunció ni una sola palabra. Con ese gesto había tenido suficiente, Chechi o el Arcángel (o lo que fuera) había conectado conmigo mentalmente y me había pasado esa valiosa información.


Al día siguiente puse en marcha una operación brutal que me llevaría a lo más alto, a la cumbre del heroicismo. Cumpliría con la misión divina que se me había encomendado o que al menos yo había entendido así: "¡Acabar con todas la galletas Napolitanas!". El sábado empezó y acabó mi misión de forma brusca... muy brusca. Mientras Núria estaba en el pasillo, cogí todas las Napolitanas y las puse en el suelo, a continuación las pisé con saña, destrozándolas y no dejando ni una entera. ¡Aquel amasijo era incomestible! Núria se enfadó muchísimo y la seguridad del Mercadona nos echó con una violencia inusitada.
Después de reflexionar, mientras hacia ejercicios de respiración, llegué a la conclusión de que a lo mejor no había recibido ningún mensaje divino y que Núria no me hablaba por hacer el ridículo en la maldita tienda. ¿Pero. por qué Chechi me había mirado así? (¡Dios! ¡Un nuevo resquicio a donde agarrarme!). Todo por culpa de ¡Las malditas Napolitanas!

Bueno, además del FORTUNA, volvimos a jugar ha jugar a FRESCO. Confirmo que es un juegazo de  narices, con o sin azúcar. Hubo pique hasta el final y todos acabamos más o menos en un puño de unos 15 puntos. Comentar que casi toda la partida fui primero, que Núria acabó ganando y que Sergi consiguió la segunda posición con una remontada histórica. Algún día hay que jugarlo a cuatro, seguro que pasamos un muy buen rato.

MÁXIMA CONCENTRACIÓN

PRIMERAS RESTAURACIONES

PIQUE MORTAL
Otro comentario positivo es que pulimos todas las marcas temporales lúdicas de la historia. Empezamos a las 11h y a las 2:30h habíamos jugado a los dos juegos y además sin correr. ¿Empezamos a respetar los tiempos de las cajas? ¿Hemos subido de nivel sin saberlo? ¿Bajaremos el Descent a menos de dos horas?  ¿Estrenaremos algún día el juego del Señor de los Anillos? La historia lúdica de nuestro feudo dirá, de momento ¡el futuro es una incógnita!


sábado, 8 de febrero de 2014

¡EL ESTADO LATENTE!

Cuando Chechi tiene el gusanillo, es por alguna cosa concreta. Hace algunas semanas que comenta, que deja caer una frase aquí otra allá y te orienta vilmente hacia una idea. Y es que en fiestas no hacemos otra cosa que estrenar y a veces echas de menos alguna experiencia lúdica pasada. Es en esos momentos, que el nostálgico de Chechi necesita recuperar a esa antigua "novia" de la que tiene un muy buen recuerdo.
Con el tema de la novia, me refiero a aquellos juegos buenos, buenos, finos, finos, aquellos que le sorprendieron, que son originales, que conllevan cierta estrategia y control, juegos donde la suerte tiene poco espacio y la táctica y el modo de jugar son los protagonistas. Esos juegos le gustan y ¡mucho!  A parte, claro está, disfruta con los juegos donde los personajes obtienen un rol con misiones y han de luchar contra la adversidad. Además a Núria le encantan, es en éste terreno donde se muestra más competitiva y peligrosa y donde es capaz de desplegar un juego estratégico fulminante. De hecho son juegos hechos a su medida, en los que normalmente no tiene rival.
Entendí el mensaje a la perfección. Julito prepara uno de esos juegos, recupera una vieja gloria y haz feliz a tus compis de juego. Lo primero que pensé fue "busca uno que le guste a Chechi pero que al mismo tiempo les suponga una dificultar. Repasé las entradas una a una buscando ese juego que podría ser una trampa y que, al menos yo  pudiera tener una pequeña posibilidad de victoria. La entrada nº 49 hablaba de el Puto Daltónico y entonces recordé y en ese recuerdo encontré una clave de seis letras: ¡FRESCO!



En esa entrada ya hago un pequeño resumen de las fases de juego. Hago una pequeña síntesis, somos maestros artesanos que debemos restaurar el fresco de una catedral, para eso debemos ordenar a nuestros trabajadores que deben hacer: ir a comprar pinturas, mezclar colores, hacer encargos, restaurar y hasta podemos enviarlos al teatro para que se motiven. Con éste juego descubrimos que Chechi era daltónico, ¡un puto daltónico!
Recupero aquí un apunte de lo que se dijo en esa entrada:

"Lo de Sergi si fue más interesante. Resulta que el amigo es daltónico, pero no un daltónico normal no. Este confunde el lila con el rosa (aunque las piezas sean de diferente tamaño). No quiero hacer sangre de una enfermedad pero es que el amigo no daba una ni con la chuleta de colores (obvio). Vamos a dejar este episodio en una simple anécdota que lo hace aún más raro de lo que es. Empiezo a pensar que si alguien tiene el gen X es él. ¡Puto Sergi! ¡El eslabón perdido de una nueva raza!"

Pienso igual que mi homólogo del pasado, el cual escribió ese fragmento con cierta gracia. Pero discrepo en lo de la sangre, creo que perdí un momento histórico para machacar al pobre Chechi y a su daltonismo. Esta vez Chechi fue más paciente y superó su daltonismo supliendolo con un enfoque basado en en el tamaño. Yo escogí éste juego para poder tener ventaja gracias a su limitación y va el tipo y se pilla la hoja de colores y aunque dio algún que otro gatillazo, no falló lo necesario para que éste fuera decisivo.

Sí he de comentar, honestamente, que el amigo nos enseñó una faceta a la que no nos tiene acostumbrados, a esta la llamaremos la fase de No Reacción, la Zombificación o El Estado latente. Yo personalmente me decanto por esta última. La explicación de tal estado tiene su origen en la pasividad lúdica del individuo en un juego en el que, a priori, domina todas las fases.

¡FELICES CON UN JUEGO FINO, FINO!

Ahora explicaré lo que pasó y de paso lo que le costó la partida. Sergi empezó a jugar aletargado, la sangre no le llegaba al cerebro y en algún momento creí ver como su alma viajaba astralmente dando paseos fugaces que le permitían al menos mover las fichas de juego. Se pasó las tres primeras rondas  en ese estado preocupante en el que su track de puntuación no hizo ningún progreso. Hubo un momento en el que le sacaba 37 puntos de diferencia.
Es difícil ver esa desconexión en semejante ser, pero los misterios de la naturaleza son así y como más vale prevenir mi mente empezó a preguntarse: ¿Serán cambios fisiológicos? ¿Es una especie de transformación? ¿Mientras nos lee la mente está en ese estado? ¿Necesita relajarse de tal modo cuando viene a casa? ¿Qué coño le pasa?
¡QUÉ COÑO LE PASA!


El Estado Latente desapareció entonces, la baba que colgaba de la comisura de sus labios fue absorbida, sus ojos enfocaron el tablero y su cerebro empezó a recibir cantidades ingentes de oxígeno que lo reactivaron al instante. Había regresado.
MOMENTO DE LA REACCIÓN

Hay algunas máximas en nuestro grupo, "Nunca des a Sergi por muerto" y "Pase lo que pase hasta que Núria no juegue su último turno, aquí no ha ganado nadie". Y eso amigos es lo que pasó, Chechi reaccionó pero tarde, hizo una partida digna pero llegó a la última ronda sin opciones claras (cosa que yo no sabía). Núria hizo una última jugada magistral y ganó la partida dejando, una vez más su huella grabada en nuestros recuerdos lúdicos.

¡ JULITO AÚN IBA EN CABEZA!

Chechi debía irse con una victoria, así que escogió el segundo juego, DOMINION. Y no sólo con eso se conformó, el puta busco una combinación de juego donde aparecían sus cartas favoritas, EL FESTIVAL y EL SALÓN DEL TRONO. Con esas dos cartas sobre la mesa Chechi es invencible, las combina con maestría y en cada turno consigue comprar doblando su poder.




Entre Chechi y DOMINION hay una relación estrecha, es un juego que le gusta (como otros) pero en éste disfruta mucho. Combina sus combos y mientras lo hace ves al niño que aún lleva dentro. No creo que en juegos de esta tipología llegue a entrar nunca en Estado Latente, su alma no tiene huevos de viajar en ese momento.

¡ME PILLO OTRO FESTIVAL!


Creo que siguiendo la teoría anterior, Chechi podría obtener ¡la inmortalidad! ¿Qué está a punto de palmarla? Se saca el DOMINION y tema zanjado, su alma no se mueve. Hasta podría enfrentarse a la muerte para aguantar unos años más. Ya me lo imagino tangando a nuestra amiga calavera escogiendo esa combinación de cartas que a él le fueran bien. ¡Pobre Muerte! ¡Lo lleva claro! Sólo le pido a Sergi que si se da la situación ¡renegocie de paso nuestros contratos de vida!

¡ESA ES LA MIRADA! ¡JODETE MUERTE!
No quería acabar esta entrada sin hacer hincapié en una pequeña conversación paralela que tubimos durante la noche. Comentaba con Núria qué juegos eran míos y cuales de ella. Resulta amiguetes que de cómics tengo a patadas pero lo que son juegos... el DESCENT y poca cosa más. Le he regalado más de la mitad de la ludoteca y en caso de divorcio me llevo el DESCENT, el PARCHÍS y la OCA.
De nuevo, en una tanda de ejercicios de relajación, mientras coso una muñeca con gafas y pelo humano recuperado de cierta almohada y ordeno en mi mente donde voy ha clavar las agujas, me pregunto con cierta displicencia: "¿Habré errado?".

¿HABRÉ ERRADO? ¡MIRADLA AL FONDO! ¿ESTÁ SATISFECHA? 













domingo, 2 de febrero de 2014

¡CHECHI EL RICITOS! O ¡EL LADRÓN DE COMENTARIOS!

La suplantación de identidad es algo inconcedible para nosotros, primero porque tamaña gilipollez no se nos ocurriría a no ser que hubiera mucha pasta de por medio y aún así, no tendríamos madera suficiente para ser agente secreto, estafador o espía. Pero sí hacemos una cosa que aún es peor y que la historia o los expertos catalogaran cuando crean oportuno. Nosotros, nos dedicamos a la Despersonalización.

Me explico, Nando se pira y llega Bernat. Lo acogemos con los brazos abiertos y todo sigue su curso, pero Bernat no es Bernat, ¡es Berran! Por que le jodemos la vida a la gente de esta forma? Muchos diréis "Nosotros le llamamos Bernat, eres tú el enfermo". Bien, puede ser. Algo completamente inocente y en forma de broma se transforma en una enfermedad mental severa. Acepto mi enfermedad y intentaré curarme. Pido a Bernat un poco de paciencia y seguro que le acabo llamando por su nombre.

Tratemos ahora otro tipo de malformación mental que ha aparecido en el grupo. Esta vez hablo como narrador ya que no he sido yo el portador del delirio. La pasada noche ocurrió lo que llamaremos Robo de Comentarios. Estábamos jugando cuando en uno de los lances del juego yo comento en voz alta:

- ¡Éste ricitos es tonto!

Chechi se gira y enojado me pregunta:

- ¿Pero yo qué he hecho?
- Tú nada.-le contesto.
- Y entonces, ¿porqué me insultas?

Entonces miré su pelo rizado y me di cuenta del delito. Giré la cabeza unos treinta grados y observe el pelo de Bernat. ¡Joder! ¡También era rizado! ¿Pero? ¿Porqué Sergi se había dado por aludido si nunca hemos destacado esa peculiaridad en su físico?

Sergi es el Chechi y ya está. ¡El ricitos, el pelanas es Bernat! Sergi le había robado su comentario y Bernat no reaccionaba ante tal situación. Él sabía que el insulto/comentario era suyo, pero Chechi lo había interceptado hábilmente sin avisar. Además Chechi no había hecho nada, la acción que propició el comentario era de Bernat y sólo de él. Bernat, atónito no abría boca y yo intentaba explicarle a Chechi que el comentario no era suyo, pero ya estaba molesto, se había enojado y pedía ¡explicaciones!

¡Qué feo! ¡El tipo va por ahí robando comentarios y crear situaciones incómodas! Las leyes sociales se desquebrajan por culpa de actitudes similares, gente con afán de protagonismo. ¿Cómo van a sobrevivir las sociedades futuras ante éste cisma relacional? No es un mérito ni una habilidad es un demérito un virus que hay que erradicar. Lo peor es que Bernat perdió una oportunidad importante de socialización porque nuestro amiguete Chechi, decidió darse por aludido. Me imagino a Sergi en el tren y alguien que comente "¡Menudos pechos!" y Sergi en un nuevo atentado responda "No son pechos, son pectorales, es que entreno a diario!". ¿Os imagináis a la tipa de los pechos bonitos con la boca abierta viendo com le joden el comentario? ¡Vete a tomar viento!



En definitiva podríamos catalogar a Chechi de cleptómano de comentarios. Ese impulso irresistible no consiste en robar objetos de valor y eso despista a las víctimas que nunca se han parado a pensar el valor real de los comentarios que les son dirigidos. De hecho Sergi no disfruta con el acto de robar sino que disfruta de la calidad del comentario robado. Y es en ese aspecto donde el amigo se torna más peligroso. Tenemos la suerte de que a nivel mundial es el único humano afectado, es, lo que llamaríamos el paciente 0. Es importante que actuemos con celeridad antes que el virus mute y empiece una epidemia que no podamos parar.


Más tarde, sentado tranquilamente, mientras hacía ejercicios de respiración, pensé..." A ver si va a ser que siempre me meto con él y por eso pensó que el comentario era suyo...¡Qué va! ¡El tipo es un puto ladrón de comentarios!"




Dejemos el tema porque cada vez le veo más agujeros. hablemos de los juegos que salieron a mesa y que tenían algo en común, eran colaborativos. El primero lo comenté brevemente en la entrada anterior, era EL SEÑOR DE LOS ANILLOS. Lo jugamos a cuatro y la partida fue trepidante y se nos exigió siempre al límite de nuestras posibilidades. Fuimos dando bandazos por la Tierra Media intentando evitar el empuje de Saurón pero al final caímos en Mordor. No conseguimos llevar el anillo al Monte del Destino y la decepción fue importante.

¡EL PORTADOR AVANZA!

LOS TABLEROS Y LAS CARTAS

¡AQUÍ EL PELANAS DECIDIENDO!

Las sensaciones del juego fueron muy buenas, sabíamos qué debíamos hacer y los turnos y las decisiones eran ágiles. Con un poco más de suerte hubiéramos conseguido nuestro objetivo. És un gran juego y lo certifico de nuevo. Un buen juego colaborativo para disfrutar con amantes del género y en familia.



Después jugamos a PANDEMIA. Esta vez nos organizamos bien, escogimos a los personajes y nos enfrentamos a la versión fácil del juego (petición de Chechi que fue unánime). Con sólo 4 cartas de epidemia empezamos a trabajar y la verdad es que las cosas nos fueron bastante bien. Construiamos bases, evitábamos brotes, encontramos dos curas...todo estaba controlado hasta que se me ocurrió consultar las opciones de derrota ya que sospechaba que las cosas nos iban ¡demasiado bien!

Condiciones:
1. El marcador de brotes llegue al final (controlado)

2. Que se acaben los cubos de un color y no podamos colocarlos (controlado)

3. Que se acaben las carta de juego (cartas de ¿qué?)



Miro el puto mazo de cartas de juego y veo sólo 2. Miro a Chechi que estaba dirigiendo la operación como un verdadero profesional y le comento, "Dejalo Chechi, hemos perdido". Su cara se transformo y la decepción volvió ha apoderarse de nosotros. Estuvimos a punto y no tuvimos en cuenta una posibilidad remota que nos jorobó una noche colaborativa con algún que otro resquicio de fracaso. Pero conociendo al grupo de juego, estoy convencido de que llevaremos el anillo al monte y que salvaremos al mundo de los virus.

¡AQUÍ TODO CONTROLADO!

¡CHECHI DESPUÉS DE RECIBIR LA NOTICIA! ¡LA MIRADA! ¡QUÉ MIEDO!
En definitiva una noche de reencuentros (volvió Bernat), una buena noche lúdica (dos buenos juegos) y una noche más que eso es lo que interesa, seguir quedando y disfrutando de éste vicio cada vez ¡más insano! Y ahora voy a dejar de hacer comentarios, no vaya a ser que a Chechi le dé por robármelos!!!!