jueves, 3 de julio de 2014

SOBRAN LAS PALABRAS

Ahora le conocemos como al tipo de los juegos duros, de coco, intensos. Supongo que es la persona  más famosa en mi círculo lúdico. Aunque tampoco es que a él le interese ser famoso. Es capaz de ganar en el último segundo, de cambiar el curso de una partida, de asimilar reglamentos imposibles. Sabíamos que era especial, pero...Los libros de historia hablaran y lo creas o no hubo una época antes de eso. Cuando sólo era...un aprendiz. 
Una noche, hace casi cuatro años, cayó del cielo un horrible silbido...lo más ruidoso que haya oído. Era el chirriar del primer juego de mesa que abrí ante él. Dentro había losetas, muchas losetas, enteras, nuevas, sin ningún rasguño. Las piezas descansaban esperándolo.
No sabíamos que clase de loco metíamos en casa. Hace falta una mentalidad totalmente diferente para decidir quedarte con un amigo lúdico de tamaña personalidad. Pero así es Núria. Tozuda como una mula. Y el doble de decidida. "Enséñale, ¡seguro que le gustan!" Una mujer generosa, dispuesta a compartir con semejante criatura.
Hay elecciones que todos tomamos no sólo para hacer el bien, sino para inspirar el bien en otros. Y eso es lo que hizo, me inspiró y pensé que aquel tímido muchacho podría ser el elegido. El amigo combina la grandeza y la emoción del mejor competidor con el retrato infalible de un jugador hambriento, con ganas de ganar.
Lo conocí hace años, hace ya bastantes. Era noble, tranquilo, sereno, amable con un toque de misterio exagerado por una personalidad abrumante. No tenía necesidades aparentes, guardaba sus secretos bajo llave y ni el mismísimo Charles Xavier era capaz de leer sus pensamientos. 




Con el tiempo me amoldé a su forma de ser, era casi divertido, como si tuviera un poder especial, un gen x, un don... Se ganó mi respeto y creo que ya nunca más lo perderá. 
No concebimos el paso de los años sin su presencia y nuestra cita semanal es ya parte del tiempo, de las estaciones, pasa porqué no puede ser de otra manera. Con él hemos alcanzado cuotas de frikismo impensables y se ha compenetrado perfectamente en una simbiosis casi total. El vinculo está cerrado, la especie se ha perpetuado y el respeto ha crecido exponencialmente. 
Es por eso precisamente que no entiendo porqué el último viernes actuó con deshonor. Llegó como la bruma, se sentó, abrió la boca y pronunció: TICKET TO RIDE.


Mis oídos empezaron a sangrar, mi corazón se aceleró y tuve un colapso lúdico casi mortal. Normalmente nos ponemos en la piel de guerreros, ladrones, jugadores salvajes, matazombis... pero...¿maquinistas de tren? O lo que demonios hagas en este juego. No puedo con él. Me supera. Hacer rutas con trenecitos para ganar puntos. No sé ni como explicar mis sensaciones y mi terrible decepción cuando mi legendario amigo escogió semejante truño lúdico de colores epilépticos y con un tanto por ciento de azar más elevado que su masa gris actual. 


El juego no me motiva nada, se que hacer y como hacerlo pero no quiero hacerlo. Me da igual donde está Helsinky o Essen. No quiero montar una ruta entre estas dos localidades. No quiero poner trenecitos uno detrás de otro. ¡No quiero!


Es por eso que la traición fue tan dura, el deshonor de sus acciones me hizo replantearme que un día el ruido chirriante de una caja se oyó, y desde ese día no ha habido sonido más angelical. Esa caja que no se abre con facilidad y que bajo la fricción del cartón gime de placer porqué estamos a punto de jugar. Ese sonido natural en mi hábitat que se ha convertido en música para mis oídos.


Ahora ese sonido tiene un contrincante, unos vocablos prohibidos que actúan cual kryptonita, anulando el poder del ludicismo (el arte de jugar). Esos vocablos son: ¡¡TICKET TO RIDE!!! Sobran las palabras.

El segundo juego lo escogí yo, y fue entonces cuando la evocación del sonido me hizo entender que el hijo pródigo debía volver a ver mesa. Con él empezó todo, el sonido, la caja, las losetas y la diversión. El juego era CARCASSONNE y la magia había vuelto.


No es necesario decir más, el juego fluía y te acompañaba por la edad media escogiendo quien querías ser y qué querías hacer y además para hacerlo no tenías que poner ¡putos trenecitos! en...¡ningún sitio! Sobran las palabras.


2 comentarios:

  1. Casi rompo a llorar!!!!!!
    Ya sabes que "Ticket to ride" tarde o temprano tenia que tocar mesa en mi presencia. Después de que Nuria lo pusiera por las nubes y su insistencia era un hecho consumado.
    Si quieres la proxima vez le cambiamos la tematica. En lugar de ser un ferroviario puedes conducir el ultimo tren del mundo, http://www.cabezascortadas.com/snowpiercer-rompenieves-ultimo-tren-al-distopico-mundo-de-oz/.
    O pensar que es la única manera de moverse por el mundo ya que el exterior es inhabitable, y eres la única resistencia contra el gran dictador , NURIA.

    A ver que preparamos para este ultimo viernes, algo especial?

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