sábado, 19 de julio de 2014

¡NOS VAMOS DE PASTOREO!

Es, aunque no lo parezca, importante jugar a un juego que tenga relación con el lugar donde estás. Si viajas a New York, un juego de brokers; en Italia uno de mafiosos; en el Sahara, uno de sobrevivir en el desierto; en Nueva Zelanda, uno del Señor de los Anillos; y así podríamos seguir hasta el infinito. ¿Qué juego hemos pillado para representar a Cantabria? Pues uno que , nada más lejos de la realidad, observas constantemente cuando te mueves por sus paisajes. Podría haber sido uno de marineros pero no, al final, el juego escogido ha sido SHEEPLAND.

¡PRESENTACIÓN EN PIJAMA!


FIJAOS COMO ME PAREZCO AL PASTOR ¡ME ESTOY CANTABRIZANDO!
Sí amiguetes, que no se nos enfade ningún Cantabro, el título es tierra de ovejas, y aunque podría ser tierra de caballos o de vacas, que haberlas las hay, nos quedamos con las ovejas porque era el juego que teníamos y ¡ya está!

Me pareció curioso que desde donde escribo ésta entrada pueda ver un campo de ovejas, sólo tres ovejas, pero suficientes como para justificar la entrada.

Y es que parece que ahora, por algún comentario que recibo, me haya dado por escribir en el blog porque tengo vacaciones. Pues nada más lejos de la verdad, tenéis razón, escribo ¡porqué tengo más tiempo! Pero también lo hago para no desconectar de este vicio insano. Ayer era viernes y jugué con Núria una partida a Yucatán, una partida cortita, después el vacío se apoderó de mi ser. Comencé a tener ensoñaciones o visiones de Sergi entrando por la puerta, todo esto motivado por su mensaje de "estoy de camino", que Núria interpretó como una broma y yo, inocente, como " ¡Está subiendo!". Nada, habrá que ir pensando en inventar una máquina de teletransportación o convertirnos en magos supremos y abrir portales.
Hablando de otro tema, es tal la integración que tengo ya con el medio natural natural que hasta me parece entender a los animales. El otro día habían 2 ovejas jugando a pelota y una tiró la pelota fuera del campo. Entonces la otra dice:
- ¡Beeeeeeee!
A lo que la primera contestó:
- ¡Beeeeeeee tú!



Espero que no os moleste está graciosa aportación al blog. La verdad es que me paso todo el día hablando con niños y éste es, de momento, el nivel de la conversación. Pero vamos a lo que interesa: SHEEPLAND.
Imagina una tierra bañada por la calidez del sol, de verdes praderas onduladas, frondosos bosques y montañas majestuosas. Los felices habitantes del lugar disfrutan tranquilos con sus pequeños rebaños de ovejas blancas y esponjosas. Todo va bien, las ovejas campan a sus anchas y merodean, alimentándose, por cualquier tipo de paisaje. Entonces  alguien tuvo la brillante idea de poner vallas y eso fue el inicio de una guerra por vallar terrenos y que estos contuvieran el mayor número de ovejas posible al final de la partida.



Éste es un juego de esos que inicialmente te confunde porqué no tienes ningún color (sólo el pastor). Las ovejas son de todos y los terrenos también. La idea es una isla con 18 regiones, en cada una de ellas hay una oveja blanca y en el centro (el pueblo), una negra. Los pastores podemos hacer hasta tres acciones pero siempre estamos obligados a mover al pastor. Podemos repetir acciones pero estamos obligados a mover al pastor. Y es que cada vez que el pastor se mueve hemos de poner una valla donde se encontraba y así iremos limitando los espacios. Las aciones son: mover a una oveja, mover un pastor o comprar una loseta de terreno. Las losetas representan los espacios de la isla, si al final de la partida  has conseguido meter a muchas ovejas en las diferentes losetas que has comprado, puntuarás más que otros. Y como decía antes, como no tienes ningún color, todos los jugadores pueden puntuar por tener ovejas en un mismo recinto. Además la oveja negra vale doble, ¡Es buena!



Es un juego corto y entretenido. Hay una estrategia lógica a seguir y si descubres la de tus oponentes puedes intentar putearles moviendo las ovejas hasta otro terreno y vallándolo para que no las puedan recuperar.
Yo fui un poco de sobrao y Núria me dio una pequeña lección de humildad. Nada, que me fundió y punto, yo toda la tarde preparando el juego y, como siempre, ¡ZAS! ¡En toda la boca! Pero bueno, todo sea por un bien mayor. Es un juego que Mar puede entender a la perfección. Nos vamos a tomar este mes de vacaciones como el mes de preparar a Mar para ser la quinta miembro del grupo (un respeto a Yoda). Cantabria es nuestra ¡Sala del Espíritu del tiempo!
Y para acabar un dicho típico de aquí: TANTO VA EL CÁNTABRO A LA FUENTE QUE AL FINAL... (Yo diría que no era así).


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