¡LA LLAMA YA SE EXTINGUE!

Moria era un conjunto de minas construidas por los enanos, también conocida como Khazad-dum, la Mina del Enano. Esta fue nuestra siguiente misión, entrar en las minas y ya sabéis, nada bueno nos esperaba allí. En el pozo sufrimos de lo lindo y eso que la dificultad de la misión era 5. El Concilio Blanco nos pidió que lleváramos un mensaje a Balin, quien no hacia mucho volvió a Moria para establecer una colonia en las antiguas salas de sus ancestros. Pero hace tiempo que no se tienen noticias suyas y debemos entrar para ver que sucede. La oscuridad, el miedo, el frío, todo en Moria era terriblemente incomodo, hasta el respirar era algo que costaba.

La llama ya se extingue.

En la entrada de la Mina

descubrimos el fervor 

que sentian los enanos 

por aquel lugar arcano.

Las paredes de roca fría

transmitían extrañas sensaciones.

Cosquilleos imposibles

que nos tornaban irascibles.

Nos movíamos en tensión,

sabíamos que en aquel lugar,

además de muerte,

había caminos olvidados a su suerte.

Bifurcaciones,

grietas terribles,

túneles y pozos,

todo empozañado de modo deshonroso. 

La llama ya se extingue.

Los cadáveres, señales de batallas pasadas,

se vislumbran tenuamente,

recordando que allí hubo y habrá muerte.

Huesos desparramados,

hachas y espadas rotas, 

escudos y cascos hendidos,

eran las señales, se acercaba el enemigo.

Había muchas sendas posibles,

abundaban agujeros y fosas.

Lugares por donde huir,

pero no sin antes sufrir.

El silencio,

preludio del peligro.

La tensión, el hedor, el chirrido del acero,

la turba llega y los trasgos van primeros.

Trasgos y orcos llegan a la vez,

con furia y locura cargan.

Desenvainamos, cargamos el arco.

levantamos las hachas.

Los primeros golpes, cortan músculos,

desgarran tendones,

cercenan cabezas,

comienzan los estertores.

Cegados por la sangre y el sudor,

sumidos en la batalla, agotados,
hincando las rodillas en el suelo,
 por el miedo superados.

La llama ya se extingue,
cual hálito de vida
que escapa de nuestros cuerpos,
que escapa de aquella mina.

La antorcha cae al suelo,
nuestros pulmones se oprimen
el acero se parte,
la llama ya se extingue.

Como debéis suponer, después de este poema, perdimos de forma brutal. Las maldiciones y los seres que allí encontramos nos pusieron las cosas cuesta arriba. La maldición "Extinguiéndose" acabó con nosotros. Cada enemigo y Lugar que estaba en el área de preparación recibía uno más de nivel de amenaza hasta el final de la fase, o tres si era un lugar oscuro. Ya habíamos agotado la antorcha y no pudimos hacer nada más que morir.

Lejos de llorar y hundirnos, cogimos los mazos y los revisamos con la intención de convertirlos en mazos más competitivos si cabe. Hicimos algunos cambios que tenemos ganas de probar. Estamos con mazos de unas 50 cartas pero creo que será bueno poder rebajar ese número hasta las 30 o 40 cartas. De momento ya estamos preparados para volver a entrar en Moria e intentar superar la primera misión de Khazad-dum, "En el pozo".

Últimamente estamos dándole al Sdla Lcg, pero es que en mi opinión y creo que también en la de mi grupo de juego, estamos hablando del mejor cooperativo y de paso  también del mejor juego de cartas que hemos probado. Immersivo hasta la médula no puedo hacer otra cosa que recomendarlo de nuevo. Nos volvemos a ver en Moria.