TODO ES POSIBLE EN ¡ESPORLES! 3r RELATO

Algo inquietantemente familiar

Todo empezó cuando nuestro calvo amigo se topó con un hombre herido de vuelta a casa. El pobre hombre estaba en el suelo petrificado, sin moverse, pero aún así lo miraba fijamente como buscando ayuda. Automáticamente llamó a emergencias y a la policía que, en escasamente 10 minutos, ocuparon la calzada. Por lo que pudo oír, los comentarios de los profesionales apuntaban a una picadura extraña, una picadura circular que dejaba un rastro azulado. Después del susto inicial volvió a casa pero de camino encontró un objeto en el suelo. Paró la bicicleta y bajó para recoger lo que parecía un diario. Decidió llevarlo a su casa y allí, bajo la luz tenue del salón lo abrió.

He aquí en esencia el texto que aquel humilde camarero leyó en voz alta y que convirtió su hogar en una siniestra estancia:

"No puedo creer que la maldición surta efecto. He oído de otros casos iguales y dicen que no hay cura, no hay nada que hacer. Cuando visité Rumania en un intento de descubrir e investigar los diferentes pueblos nómadas, no esperé acabar así, huyendo. Aquella noche me acerqué a aquella mujer porqué ella se me insinuó, nunca esperé que aquello fuese una ofensa tan terrible. Cuando la anciana me señaló con el dedo y balbuceó aquellas palabras no entendí que era lo que pasaba. Era una especie  de anciana chaman y además la madre del difunto marido de aquella bella gitana. Cuando me tocó supe que algo había pasado y no hice otra cosa que correr y correr como alma que lleva el diablo."

Nuestro calvo amigo estaba concentrado en aquella apasionante lectura. Parecía algo serio y empezó a pensar que igual podía pertenecer a la persona herida que había encontrado en la calle. Pasó un par de hojas y paró en una pasaje que le llamó la atención.

"Dos dias después, aquella chica apareció en la habitación de mi hotel. La dejé entrar ya que su estado de nerviosismo era enorme. Le di un vaso de agua y se sentó en el sofá. Empezó ha hablar incoherentemente, hablaba de una maldición y de que estaba en peligro. Me explicó que aquella anciana era poderosa y que había invocado a uno de los antiguos espíritus N'hagal. Estos demonios son una especie de insecto con una picadura muy especial. Si el insecto consigue picarte intercambia su esencia con la de la víctima, de esa forma el demonio ocupa el cuerpo humano y el humano se convierte en insecto. El demonio aprovecha, entonces, la vida mortal para crear el caos en la Tierra mientras el humano deambula por el mundo sabiendo que es humano pero atrapado en el cuerpo de un insecto. Aquella era la explicación para muchas personas que perdían la cordura y asesinaban a familiares o amigos. Si el humano muere, la esencia demoníaca vuelve al insecto y el alma humana desaparece para siempre."

Aquello parecía una historia de ciencia ficción, incluso de terror. Lo que explicaba aquel diario era asombroso y de ser verdad sería una autentica locura. Seguramente aquel personaje era un escritor, un aficionadillo al relato que debía de tener algún blog o debía colaborar con alguna revista especializada. Dirigió su mirada al diario y decidió no darle más coba al asunto. Apartó el diario y éste cayó al suelo quedando abierto en su última página. Lo cogió y decidió echarle un último vistazo.

"Ahora mismo escribo estas palabras mientras me está mirando. Huir de Rumania me ha llevado hasta Esporles. Me escondí en este pequeño pueblo esperando que todo pasara. He estado atento a todo lo que me rodeaba y hoy, al final, le he visto. De hecho se posó sobre la mesa en la que estoy ahora mismo escribiendo. No se parece a ningún insecto conocido, pero sí tiene ese aspecto que le puede hacer pasar desapercibido. Todavía no puedo creer totalmente en lo sobrenatural, aunque temo que estoy perdido. Ha alzado el vuelo y ha intentado envestirme un par de veces. Se mueve con rapidez y se burla de mi mientras intentó abatirlo con el periódico de hoy, pero es exageradamente rápido. Sólo me queda huir de nuevo. Voy a coger el diario y salir corriendo. Hay un bar, Sa Caseta, que acostumbra a estar abierto a estas horas, puede que el tipo calvo que trabaja allí pueda ayudarme..."

La escritura acababa allí mismo, con una raya torcida producida por un movimiento ágil y a la vez torpe. Nuestro amigo estaba alucinando con lo que leía y cada vez sospechaba de forma más firme que aquello era muy pero que muy extraño, extraño y a la vez ¿real?.

De pronto el ruido de sirenas lo alertaron. Miró por la ventana y vio a otros vecinos en la calle. Decidió bajar y preguntó. Uno de aquellos vecinos tenía un hijo trabajando en el Hospital. Parecía que el herido que habían encontrado en la calle, se había vuelto loco y había matado a un médico y dos enfermeras. Después había sido abatido a tiros por la policía que lo acompañaba.

Fue entonces cuando tuvo presente el comentario que había escuchado sobre la picadura. Salió corriendo y volvió a casa. Si todo aquello era cierto debía protegerse, aquella persona le había mirado fijamente cuando ya había sido picada. Podría ser que aquel demonio fuera a por él. En casa no tenía ningún tipo de insecticida, así que decidió ir a Sa Caseta donde tenía armas suficientes para sobrevivir. Se cubrió con pantalones largos, sudadero, gorra y salió disparado hacia allí. Al llegar abrió el local, encendió los focos y cogió el insecticida. Oyó el ruido de mosquitos y otros insectos que revoloteaban y se posaban sobre las luces. Se acercó a una de aquellas luces temblando, pero al mismo tiempo con el convencimiento de que todo aquello era un sueño o más bien una pesadilla y que en cualquier momento despertaría. Observó al grupo de insectos atentamente y no vio nada fuera de lo normal. Respiró lentamente y pensó que probablemente hubiera llevado todo aquello al límite. Volvió a casa intranquilo y durmió con el insecticida en la mano y cubierto hasta la cabeza.

A la mañana siguiente se levantó. En el comedor estaba su hermano leyendo atentamente el diario que había encontrado.

- ¿Qué es esto?- le preguntó.

- Lo encontré ayer. Creo que es del tipo que la lió en el hospital.

- ¡Ah sí! ¡Qué bestia!

- Creo que lo llevaré a la policía.

- Me parece bien. Una pregunta: ¿Qué haces con un insecticida en la mano?

- Es una larga historia ya te explicaré.

- Venga, bebe café que he preparado un poco.

Nuestro alopécico protagonista asió el vaso y bebió. En seguida notó un gusto extraño. Miró a su hermano y éste sonrió. Intentó articular, pero no podía ni moverse. Su hermano se giró, fue entonces cuando pudo ver una picada circular con un rastro azulado en su nuca. Cayó al suelo desde donde contempló como su hermano volvía a entrar con un cuchillo trinchante y un saco. Movió los ojos arriba y abajo en un intento de pedir ayuda hasta que lo vio. Posado sobre el brazo del sofá había un extraño insecto que lo miraba fijamente.

Las dos miradas se entrelazaron y pudo observar  algo inquietantemente familiar en ellos.

FIN

Dedicado a Nando.

Aunque no estés, tus vídeos aún nos siguen inspirando.

Igual que el crepúsculo que hay entre la luz y las sombras, hay en Mallorca una zona desconocida en la cual todo es posible. Podría llamarse la dimensión de la imaginación, una dimensión donde nacen sucesos y cosas extraordinarias, un lugar donde los Dioses Primigenios son respetados. Un lugar de culto donde ningún foráneo está a salvo. El lugar donde, seguramente, empezará el fin de todo lo que existe. ¿Qué no es posible? Todo es posible en ¡ESPORLES!