Cuando juegas, en ocasiones, se tiene la sensación de que la partida transcurre de un modo azaroso. Levantamos cartas, intentamos saber que esconden los mazos, vamos, que el destino incierto de la partida depende del grado de precognición de los jugadores y no de una mecánica supertrabajada. Me gusta el azar, no voy a ser de esos que no aceptan nada de azar en un juego y la verdad es que poco o mucho diría que casi todos los juegos donde participan cartas tienen un tanto por ciento de azar.
En el fondo, el azar tiene algo de misterioso, levantar una carta te propone una situación inesperada. Cuando Bilbo abrió la puerta y se encontró detrás a Gandalf, no sabía de lo inesperado de la visita. Echar mano de cualquier mazo es, en el fondo, como la visita de Gandalf, abres la puerta a la sorpresa. De echo abrir esa puerta te puede conmocionar de forma negativa o positiva ya que nunca puedes calcular lo que va a pasar. Es por eso que más que de precognición tiremos de intuición.
¿El azar hizo que nos encontráramos con David? ¿O el destino nos hizo tropezar con el cuarto jugador? ¿Es una presencia siniestra del destino o una broma macabra? Estaba en el sitio adecuado en el momento adecuado y la suerte, azar o destino, hizo que acabara en nuestra mesa. A veces me pregunto si todo es azaroso o si hay cierta determinación, cierta manipulación para conseguir lo que te propones y después es fácil comentar que ha sido la suerte.
¿Lleva entonces la vida implícita una determinación inconsciente que hacen del azar algo más predestinado? ¡No contestes! Creo que me respondo a mi mismo al insinuar que cada uno es responsable de su propio destino en función de su determinación por conseguir sus metas. Aún así, aplicado a los juegos de mesa, creo que el azar es puro y a veces muy tocanarices.
Toda esta introducción sirve para poder comentar las sensaciones sobre la última aventura de la expansión del El señor de las Anillos Lcg, El Hobbit: Sobre la colina y bajo la colina. La expansión es chula y las tres aventuras ofrecen una buena historia que acaba con lo Hobbits huyendo de los trasgos. En esa cueva Bilbo tiene que superar constantemente los acertijos que Gollum le propone. El sistema para superar esos acertijos tiene que ver con levantar cartas y acertar la esfera, el tipo de carta o el valor de la misma. A veces sólo has de acertar un elemento y entras ocasiones dos. El tema es que el azar es la barrera que hemos de superar. El resultado es que para poder superar la misión, la hemos jugado hasta tres veces sin tener la convicción o la estrategia necesarias para superarla.
Necesitaba derrotar esta última aventura, necesitaba cerrar la carpeta y a otra cosa mariposa. Puede que este sea un de mis juegos favoritos, un juego narrativo del copón que con sus mazos te propone autenticas misiones. Además no deja de reconvertirse y con las mismas mecánicas te sorprende y te plantea diferentes maneras de encarar el juego, dándole o longevidad y a la vez oxigenándolo. Pero cuando la cosa iba de levantar cartas, me pilló una frustración tremenda y lo digo sin saber como parchear el tema de los acertijos.
No sé si mis compañeros de mesa pensaran igual que yo pero esta misión se me hizo cuesta arriba, no por su complejidad sinó por la parte azarosa, divina o de consecuencia. Esta vez, todo el mundo se medio estudió su mazo para intentar crear unos % favorables en el momento de la elección. Oye, que eso está bien e igual forma parte de la estrategia, pero mi mazo ha de ser un mazo de sinergias que favorezca a sus héroes y de ahí el superar obstáculos es lo que mola. Mirar el mazo para ver cuantos eventos tienes y de que valor...pues no.
Dicho esto, como aún no me he metido con Chechi pues allá voy. El tipo hace unas semanas que evita el conflicto, rehuye la confrontación y no hay manera de picarlo. Puede que esté más molesto con esta forma de actuar que cuando se pone becerro y tira palante. Pero bueno, así estamos. No tardará demasiado en salir el Munchkin que lleva dentro y cuando salga ¡lo estaremos esperando!
Necesitaba derrotar esta última aventura, necesitaba cerrar la carpeta y a otra cosa mariposa. Puede que este sea un de mis juegos favoritos, un juego narrativo del copón que con sus mazos te propone autenticas misiones. Además no deja de reconvertirse y con las mismas mecánicas te sorprende y te plantea diferentes maneras de encarar el juego, dándole o longevidad y a la vez oxigenándolo. Pero cuando la cosa iba de levantar cartas, me pilló una frustración tremenda y lo digo sin saber como parchear el tema de los acertijos.
No sé si mis compañeros de mesa pensaran igual que yo pero esta misión se me hizo cuesta arriba, no por su complejidad sinó por la parte azarosa, divina o de consecuencia. Esta vez, todo el mundo se medio estudió su mazo para intentar crear unos % favorables en el momento de la elección. Oye, que eso está bien e igual forma parte de la estrategia, pero mi mazo ha de ser un mazo de sinergias que favorezca a sus héroes y de ahí el superar obstáculos es lo que mola. Mirar el mazo para ver cuantos eventos tienes y de que valor...pues no.
Dicho esto, como aún no me he metido con Chechi pues allá voy. El tipo hace unas semanas que evita el conflicto, rehuye la confrontación y no hay manera de picarlo. Puede que esté más molesto con esta forma de actuar que cuando se pone becerro y tira palante. Pero bueno, así estamos. No tardará demasiado en salir el Munchkin que lleva dentro y cuando salga ¡lo estaremos esperando!
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