martes, 12 de febrero de 2019

¡NADIE DIJO QUE FUERA FÁCIL!


Chechi estaba solo en casa. Aburrido. No sabía qué hacer. De pronto escucho un ruido, parecía un arañazo. Se levantó y atisbó con la mirada, pero nada de nada. Un golpe extraño y el gruñido de alguna especie de animal lo alertó de nuevo. Subió las escaleras, despacio, con cuidado. Paró en el último escalón para escuchar aún mejor aquel misterioso ruido.


Cuando era pequeño nunca se atrevió a subir sólo. El miedo a que hubiera alguna cosa le hacia desistir. A veces su hermano, otras sus padres, le habían dado algún que otro susto. La soledad de aquella casa había acentuado, su ya de por sí, miedo a cualquier cosa inesperada. Tanteó con la cabeza a uno y otro lado y finalmente caminó hacia una de las habitaciones. El ruido era leve pero se centraba en el cuarto donde guardaba los juegos de mesa. Encendió la luz y con la tensión propia de este tipo de momentos, entró. El ruido provenía de una caja, una caja de tonalidades rojas, con unas letras blancas y el logotipo de una calavera. En la caja se podía ver un agujero recién hecho, el cartón salía hacia afuera, como si algo hubiera salido de su interior.

Lo primero que pensó nuestro amigo es que aquel agujero era fruto de una caída accidentada. Se acercó a observarla y no recordó el incidente. Abrió la tapa para ver que todo estuviera en su sitio y descubrió que no era así. Una de las figuras, la más importante del juego, el Berserker, había desaparecido. Se giró para ver si estaba en el suelo y entonces lo vió. Estaba allí, mirándole, entre las cajas de otros juegos. Sus ojos brillantes, rojos, incandescentes lo observaban con un odio visceral.

El Berserker de plastiquete saltó hacia Chechi. Nuestro amíguete se dió la vuelta e intentó correr, pero fue tarde. Unos fuertes y poderosos brazos de plastiquete y por cierto, muy pequeños, lo agarraron de los rizos y le estiraron hasta tirarle la cabeza hacia atrás. No podía moverse, le costaba respirar. No podía gritar y aunque lo intentaba, ningún sonido salía de su garganta. La respiración fuerte del Berserker se acercó a su oído y un rugido surgió de su garganta. Las mandíbulas poderosas de la figura pequeña de plastiquete se aferraron al lóbulo de su oreja y con un fuerte mordisco se quedó allí colgando.


Chechi asustado por "aquel gran peligro" se cogió el cuello para proteger su yugular. Podía notar como la sangre le circulaba a una gran velocidad. El Berserker se soltó y cayó sobre el suelo. Chechi puso su espalda contra la pared y obserbó aquella escena como si fuera algo irreal, algo que sucediera muy lejos de él.

El Berserker se sentó en el suelo, cruzó sus piernas de plastiquete y con el dedo índice le hizo señas para que se acercara. Chechi se dejó caer hasta sentarse en el suelo. Entonces aquella criatura habló:

- Llevo encerrado durante años. Dos únicas misiones y las ganasteis las dos. La figuras de plastiquete hablan y ha llegado a nuestros oídos que tenéis uno nuevo en el grupo. Hoy vas a seguir mis instrucciones al pie de la letra. Vas a llamar a tu grupo y vas a montar una partida de Gears of World. La misión es El vientre de la bestia. Por cierto, si ganáis esta noche ¡volveré! Y no te gustará nada lo que te haré.



El Berserker se levantó y caminó hacia su caja, se encaramó y desapareció por aquel agujero. Chechi se llevó las manos al bolsillo, cogió su móvil y envió un Whatssap a su grupo de juego. Aquella noche las cosas se ¡pondrían peliagudas!


Y se pusieron muy peliagudas amiguetes. La tensión se palpaba en el aire. Empezamos con mal pie, las claras desaparecieron y dieron paso a litros de agua fresca. Este fue el principio del fin. David intentaba leer algunas cartas y como es incapaz de ver un carajo, salían de su boca palabras que aún no se han inventado, frases satánicas o confusiones de tipo informe por infame. ¡Gafas ya! ¡Por favor!


Hubieron cosas muy interesantes, el personaje de David corría por los túneles perseguido por los drones, unas criaturas calvas con una tendencia sexual clara, les molan los tipos ¡con barba! Además a falta de birras (que habíamos sustituido por agua), David se pilló un arma con el nombre de la mejor cerveza, el  HAMMERBUST.

¡TIRADA MORTAL!
Chechi decidió abandonar a Núria en el fondo de los túneles. Mientras ella nos permitía el acceso al nivel tres, David, Chechi y yo mismo, hicimos el más grande de los ridículos. Morimos. Pero bien muertos, nada de heridos, que también. Mientras la muerte, el dolor y la angustia nos despedazaba, Núria intentaba resolver la misión, pero ya era demasiado tarde. Y como no, Núria se sumó a la matanza pero como la última víctima del juego.


Me quedo con el momento serrucho, ¡qué de muertes conseguimos con esta técnica! El arma nos permitía luchar cuerpo a cuerpo y utilizar la sierra para acabar de una vez con el enemigo.

¡DERROTADOS!
Podría explicar muchas más cosas pero la verdad es que fue una partida tremenda. Me lo pasé pipa aunque perdiéramos en los últimos lances de la misión. Por un momento parecía todo controlado y al siguiente todo estaba perdido. ¡Nadie dijo que fuera fácil!

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