Un gruñido fue el único aviso que dio el bandido antes de abalanzarse sobre los héroes. El bandido no estaba sólo, por lo menos tenía ocho compañeros más. El gruñón saltó sobre Chechi con dos puñales en la manos separados como las fauces de un cocodrilo que amenazaban con cerrarse sobre el cuello y desgarrarlo. Chechi se agachó por debajo del rufián y descargó un golpe en el estomago abriéndole una segunda boca. El bandido cayó al suelo y dando los últimos estertores se ahogó en su propia sangre.
CIUDAD PORTUARIA DE GONDOR |
De pronto dos de sus compañeros se abalanzaron sobre él pero David, hasta ahora a la expectativa, se giró y con las dos espadas desenvainadas dio un mandoble a izquierda y derecha, cercenando carne y extremidades. Aguantó el equilibrio y se dispuso a cubrir su espalda cuando tuvo que volver a agacharse, justo a tiempo, para evitar que una piedra le arrancara la cabeza.
Núria, sin detenerse a pensar, vio el origen de la trayectoria de la piedra. Dos bandidos se acercaban buscando muerte y venganza. Los dos bandidos retrocedieron al verla. Núria cogió dos dagas y a la carrera, como una exhalación, dio un salto en el aire que los sorprendió, y desde allí lanzó ambos proyectiles que perforaron el pecho de aquellos pobres diablos.
Quedaban tres bandidos que decidieron cargar sus arcos y no acercarse a aquellos guerreros. Tensaron las cuerdas y fue entonces cuando alguien los sorprendió por detrás. No tuvieron tiempo de girarse cuando un garrote golpeó la piel dura de sus cabezas. Las flechas salieron en cualquier dirección y los bandidos cayeron abatidos. Julito sonrió.
- ¡Vamos!-gritó. ¡No deben detenernos!
De pronto la posada se llenó de bandidos y rufianes. ¡Se contaban por decenas! Hubiera sido un buen entrenamiento pero Julito sabía, como cualquier otro guerrero al verse superado en número, que debía dar media vuelta y echar a correr. La misión era demasiado importante.
Debíamos proteger el pergamino de Alcaron y llevarlo a buen puerto. Habíamos de evitar a toda costa que cayera en manos enemigas. Los matones del muelle querían evitar que embarcáramos pero debíamos hacerlo para poder superar la misión. Pelergir, la mayor ciudad portuaria de Gondor, era una ratonera y nosotros los únicos capaces de superarla. Lord Alcaron confiaba en que llevásemos el pergamino a Faramir en Ithilien y eso amigo es lo que íbamos a hacer.
La misión fue muy entretenida. Los matones nos hacían la vida imposible y los daños colaterales de mazo de encuentros eran letales. Nos hacia descartar dos cartas y dos adicionales por cada copia de esa carta en la pila de descartes. Después debíamos aumentar la amenaza en 2 por cada lugar descartado de esta forma. Suerte que Núria tiene un personaje que anula maldiciones pero más de una vez tuvimos que llevarla a cabo y fue una verdadera losa.
Jugamos la misión dos veces seguidas ya que perdimos la primera. Es importante ir preparando los mazos para afrontar las misiones pero más importante es, que te salgan las cartas adecuadas. La segunda partida fue mucho mejor y sufriendo un poco conseguimos embarcar.
Me encanta este juego, me parece exigente, inmersivo y tremendamente cooperativo. Siempre lo coloco en mi Top 1 y después de jugar a otros juegos se mantiene ahí. Hemos jugado también a Viajes por la Tierra Media, también me gusta pero no tiene o le falta ese nivel de exigencia que no te permite relajarte. La narrativa impera también en este lcg que después de años me sigue encandilando.
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