martes, 2 de abril de 2019

SOBREPRODUCCIÓN: ¡UNA PALABRA BONITA!

-¡Quiero jugar a un juego que pase en un futuro distópico! ¡Qué sea un futuro apocalíptico! Que diferentes corporaciones dominen la sociedad! ¡Qué el juego vaya de un deporte violento! ¡Con Armas! ¡Además los humanos conducen Coches! ¡No, no, no! ¡Quiero que conduzcan robots gigantes! ¡Cómo los de Pacific Rim!

- Tranquilizate Chechi. El mercado aún no tiene un producto igual. Díselo tú David.

- Yo sólo voy a decir 4 palabras. Giant Killer Robots League. ¡HEAVY HITTERS!


De pronto sacó la caja más grande jamás vista. Pude leer las palabras HEAVY HITTERS. La puso encima de la mesa, la abrió. Chechi se acercó. Los robots gigantes estaban allí, reposando. Esperaban que alguien los sacara a la mesa. David sacó la protección de plástico y aquellas maravillosas figuras se movieron lentamente y aterrizaron en la superficie. ¡Qué preciosidad!



El despliegue fue tremendo. Cada elemento que salía de la caja, hacia aumentar nuestro hype de forma exponencial. El tipo se puso a montar edificios sobre el tablero. Sacó unos robots más pequeños. Unas cartas. La sobreproducción era tremenda, pero necesaria, ¡absolutamente necesaria!


Sobreproducción, ciertamente una palabra bonita. Cuando David nos enseño el juego, fuimos llevados inmediatamente al futuro. No pudimos cuestionar aquella realidad, se impuso el tamaño y la vistosidad de aquellas criaturas metálicas y coloridas. Asumimos de alguna forma que en breve pilotaríamos robots en pos de corporaciones poderosas y crueles, los nuevos Dioses. Dioses que han eliminado a los antiguos. ¿Quien puede creer en el poderoso Thor cuando ve estas maravillas?

¡APUNTANDO A CHECHI!


Obviamente, una cosa es jugar al ajedrez y otra es el apoteosis, la rivalidad y el éxtasis de poder afrontar una historia tantas veces soñada. Cuando éramos pequeños jugábamos con el coche teledirigido y babeábamos hasta la saciedad. Nunca pensamos que podríamos pilotar titanes metálicos en un rumble prodigioso. Este Heavy Hitters es la dosis de adrenalina que necesitamos para romper la monotonía. Buscamos sensaciones para poder huir de la realidad, necesitamos liberarnos, darlo todo, ¡vivir al límite!


En nuestra partida las cosas no fueron fáciles pero cuando le pillamos el tranquillo, todo fluyo. Las cartas están en ingles y eso puede condicionar a algunos jugadores, aunque no sea un ingles demasiado complejo. Las fases del juego se juegan al mismo tiempo siguiendo el orden de turno. El juego no es nada complejo y los objetivos de victoria son claros, muy claros.


Hubo un momento de tirantez. Núria que no domina excesivamente el ingles fue un poco a remolque y con una u otra discusión, no disfruto del juego. Seguramente no es un juego para todo el mundo pero sí lo recomendaría a todos aquellos amantes del plastiquete y de las batallas sin tregua. Chechi y David disfrutaron como niños y con cada carta, cada misil, cada rayo, ataque desde satélites, golpes a traición, con cada uno de ellos, sonreían. No era una sonrisa socarrona, no era una sonrisa bobalicona,  era una sonrisa espontánea, real, sincera. Esa regresión a la edad infantil es lo que hace de este juego algo especial y vale la pena disfrutar con los más grandes para verlos gozar com enanos.

¡ESA SONRISA!
Si encima Weta Workshop, la casa de efectos especiales que está detrás de películas como la saga del Señor de los Anillos o District 9, produce el juego, pues nada... el niño que llevo dentro salta de alegría y avisa a sus amiguetes para quedar el sábado por la tarde y darle un par de partidas al juego de marras.


¿Juego de escaramuzas? ¿Juego de gestión energética? ¿Juego de combate? No lo sé. Lo único que puedo decir es que Heavy Hitters es un juego sobreproducido a lo bestia apto para flipados dispuestos a sentarse en el suelo con los cojines para jugar y jugar. ¡Ha llegado el momento de sacar los juguetes!

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