Que pasa? que voy tarde? bueno, sólo hace un poco más de un año que se inició el concurso, ya avisé que lo tenía a medias. jeje
Bueno ahí tenéis mi versión, espero que como mínimo no se os haga tedioso
Desde hace casi un año (mira que casualidad el tiempo que hace que inicié la historieta) quedábamos cada viernes para jugar a
juegos de mesa. Cómo? Que qué frikis? Puede, pero nos lo pasamos genial.
Siempre quedábamos alrededor de las nueve de la noche, y
aunque hay días que el horario no se cumple a rajatabla eso no nos hace cambiar
los planes de cena y juegos.
Como iba diciendo, de vez en cuando se nos unía una pareja a
los cuatro más habituales de la noche friky, era una pareja muy agradable,
simpática y social (siempre tienen cosas a hacer!) su inclusión no repercutía
en nuestra noche, bueno, un poco sí ya que el tipo de juego tenía que ser para
un mínimo de seis jugadores, si no fallaba nadie, y eso nos hacía tener que
escoger un poco más.
Todas las noches transcurrían por un ambiente agradable, y divertido,
muchas risas y mucho desconectar del trajín de la semana, lo que hacía que
fuera el día, al menos por mi parte, más esperado de la semana.
El organigrama de las noches estaba claro, de nueve a diez,
diez y media, cena. Y después juegos hasta acabar (el horario de acabar
dependía de los juegos jugados). Noche simple, ideas simples, juegos simples y no
tan simples, y compañía de todo menos simple. En definitiva unas noches
impagables!
Que para qué os explico todo esto? Que a vosotros que os
importa? Bueno, puede que no os importe,
de momento, pero os garantizo que como mínimo será interesante. Esperad y veréis.
A lo que íbamos, os acordáis de lo que te he comentado antes?
Eso que de vez en cuando venía una pareja?Pues ahí está el misterio!
Resulta que cada vez que venían la jornada transcurría con total
normalidad, la cena perfecta, la puesta en escena de los juegos, las
conversaciones, las chuches, … todo normal.
Y entonces donde se
encontraba el problema? Pues que siempre, siempre, a medida que avanzaba el tiempo los ojos de
la chica se empezaban a cerrar, sus párpados caían cual piedra de un quinto
piso, y pensaréis… Pues estaría cansada y aguantar a la panda frikys no la
ayudaba a estar despierta! Ja! El cansancio no es cómo un reloj que siempre da
la hora, no podía ser que cada vez alrededor de la medianoche, minuto arriba o
abajo se tuvieran que ir porque la “pobre” no podía más, pero si a veces nos
explican que han hecho una siesta de la ostia para no dormirse pero ni por
esas. Se iban siempre, a veces hasta con prisas, como si a cierta hora
ocurriese algo, cómo si les esperase alguien.
Pues eso, cómo que ya sabíamos lo que iba a ocurrir, el
último día “los habituales” nos pusimos de acuerdo, a la que se fueran
descubriríamos lo que pasaba. O bien descubríamos algo interesante, o bien perderíamos
el tiempo de mala manera, pero que le vamos a hacer por eso somos un “poquitín”
frikys.
Así llegó la noche indicada, y ni cortos ni perezosos una
vez transcurrió la noche con total normalidad como siempre a la que se
acercaron las doce al reloj el sueño hizo mella en la chica de manera que se
tuvieron que marchar. Nosotros, como si no pasase nada, nos despedimos e
hicimos ver que íbamos a seguir jugando, cómo hacíamos habitualmente, disimular
era importante para evitar modificaciones en el comportamiento de la pareja de
vuelta a casa.
Así pues, decididos a averiguar lo que realmente sucedía
cuando nos dejaban los seguimos.
A la que salieron por la puerta de la casa, uno los controló
por la ventana mientras los otros nos preparábamos para coger el coche, esperar
a que bajara el que controlaba, recogerlo
y poder seguirlos lo más rápido posible.
Efectivamente lo hicimos como si lo tuviésemos ensayado, salió tan
rodado que en el primer semáforo para salir del pueblo ya estábamos detrás
suyo, por lo que nos frenamos alejados y dos se escondieron para disimular un
poco.
Empezaba la operación de persecución! Nos moríamos de los
nervios, a dónde irían, que harían, irían realmente directos a casa? Y si iban
a su casa ya no los podríamos seguir más y se acabaría esa jornada con inicio
previsto y final sorpresa? Pues entonces
vaya sorpresa! Todas las dudas que nos
asaltaban se acercaban a su final como tales.
Nos encontramos detrás de su coche, colocados de
tal manera que pareciese que no éramos nosotros. Parecíamos unos embutidos
tirados por el suelo del coche, y sacando las cabezas por en medio como el
típico hilillo con el que estos se atan con su etiquetilla colgando.
Los seguimos, durante un rato todo parecía normal, su ruta
era la prevista de vuelta a casa, autopista dirección Barcelona. Podéis
imaginar el desencuentro en el que nos encontrábamos, y cada vez estábamos menos
ilusionados e inquietos y la cosa pintaba demasiado normal, cuando de golpe
pasó algo que nos hizo cambiar de golpe todos esos pensamientos.
Casi llegando a Barcelona de golpe cogieron una salida hacia
un pueblo cercano, (nos ilusionamos de golpe), no sabíamos dónde podrían ir, habían
quedado con alguien más, y nos habían dejado tirados cual perro abandonado? (Nooooo,
eso no podía ser, pero ya nos mosqueábamos y empezamos a renegar y decir unas
expresiones no muy agradables, pero hubo alguien que llamó a la calma para que esperásemos
a ver lo que pasaba.)
Después de coger la salida, entraron en el pueblo, dieron
unas vueltas por el mismo, (no entendíamos que hacían). Por la calle no había
nadie, era invierno, y aunque fuese relativamente pronto, en invierno la gente
se esconde en sus casas mucho antes que en verano.
Su manera de conducir indicaba que estaban buscando algo o
alguien, no conducían lento, y se movían
por sus callejuelas cómo si conocieran muy, muy bien el pueblo. En uno de los
giros nos dimos cuenta que los habíamos, perdido. (Cómo?, no puede ser. Pero si
estaban ahí mismo!). Nos quedamos estupefactos, y aunque la callejuela en la
que estábamos tenía varias salidas, no
vimos movimiento en ninguna, así que nos entró un bajón. El desánimo nos
invadió. Ahora que sabíamos que pasaba algo raro, su desvío, su control por
esas calles… Podías ser que nos hubiesen descubierto? Y si era así que iban a
pensar? Después de un rato parados sin saber que hacer exactamente y divagando
sobre diferentes opciones y imaginaciones varias decidimos que quizás lo mejor
sería salir del pueblo y volver para casa. En todos estos pueblos de la costa
hay varias salidas hacia la carretera principal, y fuimos a coger una calle con
semáforo para incorporarnos de vuelta. Nos paramos en el semáforo cuando uno del
coche se percató de algo.
-Sí sí! Da la vuelta y aparca!
Así, haciendo alguna que otra infracción vial aparcamos a
unos 30 o 40 metros. Estábamos sorprendidos, y tampoco sabíamos que hacer, los
esperábamos y cuando volvieran al coche les pegábamos la bronca? Íbamos a dar
una vuelta? Al menos saldríamos del coche y nos moveríamos, teníamos los huesos
tiesos.
Salimos del coche y justo cuando nos íbamos para la zona
centro, que quedaba cerca, aparecen los dos, pero en este caso no eran dos,
eran tres, y … El tercero llevaba una correa?
El tercero en discordia llevaba una especie de correo que le
salía cómo de la cintura, cómo una de estas correas para pasear perros mientras
se corre. Los observábamos estupefactos, quién era ese nuevo personaje? Y lo de
la correa, que significaba? Era difícil divisar exactamente como íban por culpa
de los coches aparcados que nos escondían la mitad de la visión hacia ellos.
Observamos su camino, tenían que cruzar
una bocacalle, ahí los podríamos ver bien.
Los observábamos con atención escondidos detrás de otra
hilera de coches aparcados, y había algo que no nos parecía muy normal, el
tercer personaje parecía que se iba agachando, cada vez era cómo más bajito, al
llegar a la bocacalle ese tercer personaje era tan bajito como un niño de 12
años!
Pero era algo muy feo! Era cómo si se estuviera vaciando por
dentro, le caían las pieles replegadas por todos lados, aún así seguía
caminando. Nos fijamos en la correa, pero ahora lo veíamos, eso no era una
correa, era cómo un tubo, le salía al
personaje de entre la camiseta y el pantalón, o eso nos pareció, las ropas cada
vez se le hacían más grandes y era difícil de discernir exactamente de dónde
salía, pero lo que sí que se pudo ver bien claro era el otro extremo del tubo,
este se encontraba enganchado, no, no, más bien insertado al brazo derecho de Marta,
a la altura del antebrazo. Marta ni se inmutaba, y caminaba tal cual, y ¡Ángel
tampoco! El tercer personaje cada vez se hacía más pequeño, ahora se veía cómo
el proceso era una succión por parte de Marta de todo el interior del pobre
personaje, el cual no sabíamos de donde había salido. El proceso a medida que
se hacía más y más pequeño, se aceleraba más y más, a cada paso que daban el
pobre energúmeno era más y más feo por sus pieles y ropas caídas, a estas
alturas ya las arrastraba por todos lados, esto parecía que se acababa.
Llegaron al coche, Ángel
se detuvo al lado del coche, Marta acabó con la succión, el hombrecillo,
desapareció entre sus ropas, y en un flash con un golpe de brazo derecho, Marta
soltó el cable, y este nos desapareció de la vista. En el suelo quedaban unas
ropas y una masa de piel y pelo bastante asquerosa. Marta cogió las ropas, las
revisó, cogió la cartera con los documentos y tiró las ropas a una papelera. De vuelta al
coche, con Ángel en modo reposo a al lado de este, se paró a la altura de las
pieles, las cogió, las olió, se pasó la lengua relamiéndose los labios, abrió
la boca de tal manera que pudiese pasar un balón de baloncesto, algo inhumano e
increíble , y cómo las serpientes cuando engullen se puso toda esa asquerosa
piel en la boca hasta que desapareció de nuestra vista.
A todo esto Ángel seguía
impasible, qué pasaba que ya estaba acostumbrado a verla? No sentía realmente
nada? Era tan cómplice como ella, eso seguro, … o no?
Plafff!! Se oyó en toda la calle. Marta le pegó tal tortazo
a Ángel que pareció que le rompía la crisma. De golpe Ángel pareció reaccionar,
hablaron de algo, y subieron al coche. Mientras nosotros seguíamos sin entender
nada de lo que habíamos visto, estábamos estupefactos, y cómo piedras detrás de
uno de los coches del otro lado. Cinco minutos después de la visión que
acabábamos de tener aún seguíamos allí. Ángel y ¿Marta? Hacía un rato que
habían marchado cuando se oyó que alguien decía:
-Qué nos volvemos para casa? Que es tarde?
Lo último que se escuchó fue un:
- Por lo menos es muy limpia y ordenada. No dejó nada de
suciedad en el suelo, y hasta recogió la ropa!