lunes, 17 de julio de 2023

¡ALGO PASA CON ÁNGEL!

La Tripulación es un juego de bazas, pero con una vuelta de tuerca interesante, es un juego de bazas en el espacio. Simulamos una tripulación con escafandra y en situaciones extremas con un añadido que tiene que ver con la comunicación restringida.  A veces podremos comunicarnos y otras no. Los objetivos son cada vez más complejos y requiere de una comprensión global de lo que hay que hacer y una cierta sinergia en el grupo de juego. De comprensión vamos escasos, pero de sinergias...Nos salen por las orejas. 

Chechi, el amado líder, acostumbrado a liderar de forma autoritaria y a la vez con la ternura de un padre, no sabía como afrontar la poca comunicación del juego. Su cerebro le pedía intervenir y no se acostumbraba a ver como el resto de su tripulación tomaba malas decisiones. Tuvo que hacer de tripas corazón y tregarse unos cuantos sapos mientras veía como se jugaban cartas de forma incorrecta y se fracasaba una y otra vez. El tipo se miró el reglamento de pe a pa, para buscar un resquicio que lo dejara liderar como Dios manda.

Mientras Parra, el Parrita, disfrutaba como un bellaco. Nadie le corregía las jugadas y él con la ilusión de un niño con zapatos nuevos, intentaba ganar las bazas que se le pedían. Le daba igual si ganaba o perdía, disfrutaba con la sensación que le dejaba el juego. Después, con la ingesta masiva de birra, esa ilusión se torna peligrosa y la bazas que antes se jugaban con cierto criterio empiezan a jugarse de forma ligera y espontania bajo la mirada funesta del amado líder que no entiende el juego de otra forma que la suya: concentración absoluta y nada de fisuras en la estrategia.


A Núria las cuatro horas que jugamos se le hicieron largas, pero aguantó bien el tipo. Ella no entendía que aquello era un colaborativo y constantemente buscaba el track de puntuación para ver donde se encontraba. Es lo que tiene la Madre de Dragones, ella juega para ganar y cuando ve algunas jugadas fustrantes (las que hacemos los demás) mira al amado líder que ladea la cabeza en forma de desaprobación y entonces la información fluye y los dos piensan al unísono que juntos hubieran acabado el juego hace al menos dos horas.

Algo pasaba con Ángel. Sospechoso, el tipo me asustó. Lo miré varias veces y me froté los ojos, porque no me creía lo que estaba viendo. De su tupé lacio y grasiento, salía una especie de hedor extraña. La forma del mismo, vertical y ligeramente curvado indicaba algo que no era comprensible y a la vez había algo muy sordido. Me acerqué a él ligeramente, para observar el conjunto, como si de un bodegón se tratara. 

Su cabeza creo que desproporcionada, sujetaba majestuosamente a aquella aberración de la naturaleza. No podías mirar a otra parte, tus ojos se dirigían a la parte más expresiva de su cuerpo, el tupé. Lo que me impresionó más fueron sus orejas que a cada lado, vigilaban como una verdadera guardia pretoriana, a aquel sospechoso elemento. El tipo sonreía lascivamente miestras con los ojos indicaba indiferencia.

¡Una pena que aquí no se pueda apreciar del todo bien!

Miré a Parra y le indiqué el entuerto. David me miró y abriendo los ojos de par en par, gesticuló de forma clara, allí había habido un penecidió con maximum download. Entonces lo vi claro. Antes de que llegáramos, justo antes, seguramente, se había estado aliviando, practicando, como no, el onanismo más tenaz. Entonces corrió para abrir la puerta, sin tener en cuenta las normas de higiene pertinentes. Su reacción, como hizo Cameron Diaz en su momento, fue tocarse el flequillo. El resultado fue muy gracioso ya que durante toda la noche tuvo una especie de tupe grasiento que no conseguía bajar, por mucho que se esforzara. 

Este es el cuadro de la velada. Me gustaría recordar más cosas, pero el dichoso tupé no me dejó ver que había más allà de su magnética presencia.

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