domingo, 13 de enero de 2019

¡PRISIONERO DE LAS SOMBRAS!

Chechi pasó la noche intranquilo pensando en como había arrastrado a su grupo de juego a aquel infierno. A la mañana siguiente despertó con dolor de cabeza pero sin un ápice de culpabilidad. Aún así se encontraba mal, débil y con los ojos llorosos. Al principio no le dio mayor importancia, tenía demasiadas cosas en la cabeza como para pensar en ello o preocuparse.



Pero mientras se tambaleaba junto al retrete, intentando asir, no sin dificultades su pequeña minga, escuchó un sonido que llegaba desde el televisor. Trastabilló mientras se concentraba y el orín rebotó en el alicatado azul. "¡Mierda!" Pensó mientras limpiaba el estropicio y sonrió al recordar que la noche anterior, David, uno del grupo, explicaba como habían disfrutado del Azul con su mujer. ¡Suerte que las piezas con las que jugaron no eran las de su lavabo!


Se subió los pantalones color caqui y se inclinó hacia el agua del water para verse mejor. Se dirigió al comedor y allí pudo ver como anunciaban la película del Señor de los Anillos de forma épica. Recorrió con sus dedos su frente y masajeó sus sienes recordando el fracaso de la noche anterior. 

Lo primero que pensó es que se lo había buscado. Después de perder la primera partida al Señor de los Anillos Lcg, tercera misión de la primera caja del Hobbit, alentó al resto de su grupo a intentarlo de nuevo. No tubo el beneplácito de todos ellos pero aún así siguieron adelante. Confiaba en el grupo o realmente pensó que tamaña misión era factible en una sola noche. La azarosa mecánica que planteaba el juego ya avisaba de su dificultad y solo faltaba en las instrucciones una aviso para retrasados mentales: "¡Prohibido intentarlo dos veces seguidas, peligro de fracaso inminente!".


Julito sonrió pensando en la cagada que estaban a punto de realizar. Aquella sonrisa le ponía enfermo. Igual que la actitud derrotista del amigo. En cambio David y Núria estaban dispuestos a seguirle hasta el final. Qué gilipollez. En algún momento llegó a pensar que se equivocaba pero no daría ni un paso atrás en su decisión. Si lo hacia, Julito lo apuntaría en su nueva libreta y haría de la situación sangre en el blog donde recogían aquellas veladas lúdicas.


El segundo intento comenzó bien pero de pronto todo empezó a torcerse. David empezó a tomar  malas decisiones, a fallar de forma estrepitosa y fue entonces cuando lo supo. Iban a perder claro. Había algo que crecía en su cabeza, una idea, el fracaso. La idea de estar a punto de perder vino acompañada de una sensación de alivio, casi física, como cuando se sale a la superficie después de haber aguantado la respiración bajo el agua. En una ocasión, hace ya tiempo, las paredes de su piscina arañaban cual lija y salir de ella ya era motivo de satisfacción.


Pensó que nada de aquello había ocurrido realmente. Puede que fuera un sueño febril. De pronto una mosca pasó por delante del televisor e instantáneamente su lengua reaccionó y alargándose un metro  la interceptó y la engulló. Entonces lo recordó todo. Los momentos se sucedían  con naturalidad y el orden lógico de los hechos se impuso con frialdad. La noche anterior, después de perder, comentaron de forma amigable la aparición de un juego de ps4 "The call of Cthulhu". Recordó descargarlo al llegar a casa y recordó empezar a jugar.  Recordó empezar a investigar, recordó un libro, recordó pronunciar un pasaje del mismo y entonces solo entonces se dio cuenta de la que había hecho. 

Su transformación requería un precio. Vio las manchas de sangre en el suelo, vio los restos orgánicos, pelo seco en sus pies y las ventanas llenas de manos ensangrentadas. Su imagen abalanzándose sobre el cuerpo inerte, su cara hundida en la carne con depravación. Recordaba haber masticado, haber hecho ruidos, relamerse y respirar de forma extraña. 


De pronto tuvo una arcada y sacudió los hombros, pero siguió moviéndose, pensando en su hermano. Salió al jardín para observar carne y sangre por todos lados, jirones de ropa y aquellos juguetes desperdigados. Cayó de rodillas al suelo y gimió de dolor pensando en lo que había hecho. Entonces escuchó la palabra: "¡Mañooooooo!!!!".

Entonces y solo entonces supo que había sido una mala noche para su perra Eira.

3 comentarios:

  1. Pobre Eira, que culpa tenía ella!!!

    Suerte que estás tú para contarnos lo que acontece en estas noches frías.

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  2. Cómo siempre, es importante explicar las cosas en su vertiente más real y lógica. Si hubiera pasado hubiera sido asi y lo sabes!!!

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  3. Por supuestísimo!
    Tu realismo es conocido en esta parte del mundo y más allá!

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