Llega un euro medio a tus manos, un juego de esos que te ventilas en 90 minutos y que te genera el placer de la diversión inmediata. Te aprendes el reglamento en un suspiro y lo enseñas en menos que canta un gallo. ¡Es genial, todo parece fácil y sencillo! Tus amigos son inteligentes y quieres jugarlo con ellos. Las reglas se entienden, hay pocas dudas y nos va a dar tiempo de darle al menos dos partidas o eso pensaba yo.
Después de unas rondas vemos que el tema no funciona. El amíguete de turno de cuyo nombre no quiero acordarme, está usando demasiado tiempo para realizar su turno. Al principio piensas que se está familiarizando con el proceso, las fases las hace desordenadas y esta en fase tutorial. Después de cinco putos turnos, el tipo sigue utilizando cada vez más tiempo para resolver su turno y no hace las putas fases en orden. ¿Qué coño le pasa doctor?
No solo eterniza el juego sino que provoca que el resto de jugadores desconecten y se distraigan ya que tienen tiempo hasta de ponerse a leer. El juego ya no es divertido, es divertido cronometrar la exageración. El tipo está a su jodienda, con su estrategia pulida, sin fisuras, es como si dedicara 10 minutos a decidir que ficha de parchís ha de mover después de lanzar el dado. ¡Qué es un euro medio! ¡Qué no es un Caylus!
No solo eterniza el juego sino que provoca que el resto de jugadores desconecten y se distraigan ya que tienen tiempo hasta de ponerse a leer. El juego ya no es divertido, es divertido cronometrar la exageración. El tipo está a su jodienda, con su estrategia pulida, sin fisuras, es como si dedicara 10 minutos a decidir que ficha de parchís ha de mover después de lanzar el dado. ¡Qué es un euro medio! ¡Qué no es un Caylus!
¿Por qué hace eso doctor? Baja la cabeza, murmura, susurra, mira el tablero, hace la acción, la deshace...¡Por qué no acaba el turno ya!
Todos nos damos cuenta de lo que pasa, nos sentimos incómodos pero el tipo lento no. No siente la presión, se queja de que le metemos prisa, convierte el momento lúdico en una tortura. La frustración hace acto de presencia y la experiencia de juego se arruina.
El tipo acaba ganando la partida, no ha dejado escapar ni un punto. Ha llevado la mecánica al nivel Dios, es la perfección. Los demás perdemos. ¡Ya era hora! Este juego no vuelve a ver mesa con el amigo, antes lo juego con Kasparov y parando el crono para pasarle el turno. ¡No hay manera!
¿ME TOCA JUGAR YA? |
Es un jugador demasiado minucioso, demasiado analítico, demasiado perfeccionista. No se da cuenta de que es más lento ¡que el caballo del malo! Se obsesiona por ganar, no puede decidirr ni una jugada sin consultar al oráculo. Yo pensaba que su tenacidad era una virtud y ahora me doy cuenta que es una enfermedad.
Querido amigo enfermo,
pienso en ti cada puto viernes y empiezo a descartar los juegos que voy a jugar contigo. Te aprecio pero los viernes por la noche no nos puedes hacer eso. Debes calmar tus ansias de machacarnos y ser menos perfeccionista. Baja la guardia, pierde algún punto, ¡relájate! Estas destrozando nuestra relación lúdica. Espero entiendas el mensaje y no te enfades. Bueno, igual lees esta carta dentro de unos años y si te das cuenta del día en que la escribí y igual ya ha prescrito. Sin demasiada acritud espero que nos entiendas.
Un abrazo de tu compañero de fatigas.
Bueno, ahora que no me escucha, he de hablaros de Chechi, nuestro análisis parálisis particular. Entiendo que cada grupo lúdico tiene el suyo y espero poder compartir este problema con los que leáis esta entrada.
Jugamos al Yamataï, el juego no es complejo pero el tipo lo miraba como el ladrón que está a punto de abrir una caja fuerte. El tema es el siguiente: eliges una acción, la realizas, vendes o compras un barco, montas una ruta marítima, ganas fichas de cultura o construyes un edificio y al final, si quieres, compras un especialista. La verdad es que sí hay que pensar en las opciones que van apareciendo pero lo suyo es muy exagerado.
El problema de raiz era que no hacía las fases en orden y que después desmontaba las acciones creando un caos del que desconectabas. ¡Encima el tipo no diferenciaba algunos colores! ¡Es que no aprendemos! Desde el Fresco que sabemos que no podemos jugar con colores y siempre nos pasa lo mismo. ¡Qué le vamos a hacer!
La verda es que Yamataï es un juego muy bien diseñado, con unos componentes muy vistosos y muy entretenido. Puede que su principal problema sea el desarrollo lineal. Has de repetir fase tras fase en el mismo orden y eso hace que se vuelva monótono. Sí, es verdad que las decisiones que has de tomar en cada fase son importantes para el desarrollo del juego, por eso rompo una lanza a favor de Chechi en ese aspecto ya que vender o comprar un barco que después vas a necesitar es un fallo terrible. Comprar los especialistas adecuados puede marcar la diferencia y por eso se puede permitir que dediques un rato a planificar las acciones.
Yamataï es un tipo de juego que me encanta jugar, siempre estas haciendo cosas y tiene una curva de aprendizaje muy interesante. Después de una primera partida ya sabes lo que has de hacer para puntuar más. Puede que después de unas cuantas partidas se quede un poco corto y no sea tan rejugable como otros. Un juego familiar, con decisiones, con unos componentes bonitos, con mucha madera y con una ilustraciones muy chulas. Los especialistas son muy vistosos y le dan un toque al juego.
Puede que no sea un imprescindible y que haya muchos juegos similares en el mercado pero la experiencia de juego es positiva y Days of Wonder hace siempre un buen trabajo. Lo pondría en el grupo de juegos de Vía Nébula. Fácil que pueda ver mesa, se explica en un momento y desplegado queda genial.
No se lo recomiendo a Chechi... bueno sí...seguro que la próxima partida que haga será mucho más rápida. El problema es que conmigo seguro ¡que no va ser!
Jugamos al Yamataï, el juego no es complejo pero el tipo lo miraba como el ladrón que está a punto de abrir una caja fuerte. El tema es el siguiente: eliges una acción, la realizas, vendes o compras un barco, montas una ruta marítima, ganas fichas de cultura o construyes un edificio y al final, si quieres, compras un especialista. La verdad es que sí hay que pensar en las opciones que van apareciendo pero lo suyo es muy exagerado.
El problema de raiz era que no hacía las fases en orden y que después desmontaba las acciones creando un caos del que desconectabas. ¡Encima el tipo no diferenciaba algunos colores! ¡Es que no aprendemos! Desde el Fresco que sabemos que no podemos jugar con colores y siempre nos pasa lo mismo. ¡Qué le vamos a hacer!
La verda es que Yamataï es un juego muy bien diseñado, con unos componentes muy vistosos y muy entretenido. Puede que su principal problema sea el desarrollo lineal. Has de repetir fase tras fase en el mismo orden y eso hace que se vuelva monótono. Sí, es verdad que las decisiones que has de tomar en cada fase son importantes para el desarrollo del juego, por eso rompo una lanza a favor de Chechi en ese aspecto ya que vender o comprar un barco que después vas a necesitar es un fallo terrible. Comprar los especialistas adecuados puede marcar la diferencia y por eso se puede permitir que dediques un rato a planificar las acciones.
¡MUY COLORIDO! |
¡BUENAS ILUSTRACIONES! |
No se lo recomiendo a Chechi... bueno sí...seguro que la próxima partida que haga será mucho más rápida. El problema es que conmigo seguro ¡que no va ser!
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