miércoles, 21 de octubre de 2020

¡AMADO LÍDER!

Lo que más mola de "El Señor de los Anillos" es Sauron, el Señor Oscuro de la saga. El tipo sólo con su presencia (el ojo que todo lo ve) se erige como el malo de la función con un peso particularmente excesivo pero omnipresente. El concepto Señor Oscuro es muy interesante no sólo en esta historia sino en cualquier contexto narrativo sea literario o lúdico. Pero a la vez es un concepto demasiado trillado. Yo me he enfrentado (en la mesa) a un montón de ellos y arquetipicamente parecen hasta familia, son los hermanos Dalton de la Oscuridad.

Los amiguetes, en conjunto, son villanos con algún trauma que los hace especialmente malvados. Están más allá de cualquier redención y simplemente se dedican a hacer el mal. Algunos llegan a cambiar justo antes de morir y eso los transforma en héroes que luchaban internamente por ser liberados de una vida que no querían.

Otros son malos sin peso, el típico malvado que existe para recibir y que en su evolución no existe ni trauma ni ganas de cambiar. Éste es el malo malote, el que no te da ninguna pena cuando palma y al que tampoco le coges demasiado cariño.

Otros malos son entrañables y sin llegar al título de Señor Oscuro (ya que seria demasiado exagerado en la narrativa) guardan un pequeño hueco en tu corazón.

¿Porqué todo éste rollo? Pues porqué el otro día, sin saberlo o sin ser del todo consciente, jugué a un juego en el que casi me convierto en un malo, en un pequeño Señor Oscuro. En este caso concreto no era un Señor Oscuro en su totalidad pero sí lo que simboliza en nuestra realidad, un Dictador. Estaréis conmigo en que dictadores como nuestro amigo Adolph eran en sí un pedazo de Señor Oscuro o por ende deberían tener un título aún mas negativo si cabe.

Bueno, pues andaba yo de estreno con el IT'S A WONDERFUL WORLD, cuando al final de la partida, hago 59 puntos de victoria (con los que gano) y me dice Parramon: "¡Te has quedado a un punto de ser Dictador!".

¿Pero qué Demonios? ¡Cómo que Dictador! Yo estaba jugando para ser el líder legendario de mi civilización. Un líder positivo, que ama a su pueblo, que lo hace avanzar... Pues nada, casi Dictador. Pues en este juego ya puedes jugar bien y hacer al menos  80 puntos porque sino vas a ser o un novato (no te va hacer caso ni el tato) o un Dictador (un pequeño Señor Oscuro). Aquí dejo las puntuaciones para que podáis observar lo que cuesta llegar a Emperador o Líder Supremo. 

Novato (0-59)

Dictador (60-79)

Emperador (80-99)

Líder Supremo (100 o más)

En ningún caso estos títulos suponen un trato positivo con el pueblo pero bueno es una forma de verlo. Hagas los puntos que hagas puedes acabar siendo el malo de la película sí o sí.

Sobre el juego he de decir que es fácil de aprender, fácil de jugar pero difícil de ganar si tus vecinos te fajan las cartas y evitan que prosperes. Como pasa en el 7Wonders (juego del que indudablemente bebe este), debemos hacer evolucionar a nuestra facción (Imperio) a través de un draft de cartas de diferentes tipos, son las cartas de desarrollo. Estas cartas, una vez construidas generan un tipo de material que servirá para construir otras cartas. El juego dura cuatro turnos en los que haremos lo mismo hasta alcanzar lo que sería el apogeo de nuestro imperio.

Es muy interesante el tema de los combos, es infinito y te puede dar un montón de puntos si las cartas van llegando. Dentro de su sencillez hay una toma de decisiones importante sobre que cartas reciclas y cuales construyes. Hay está el meollo, te pasas el juego decidiendo desde el draft inicial. 

El juego nos ha gustado, sin ser del todo original en mecánicas, escala bien y el desarrollo en mesa es efectivo. Te quedas con ganas de más ya que es entretenido y en seguida entiendes que has de hacer. Un juego más para sacar con no jugones y para disfrutar si tienes poco tiempo.

Al leer el reglamento me surgió una duda que no comenté a mis compañeros pero que he investigado en algunas reseñas. Finalmente he entendido que los recursos que están en la carta de imperio no se eliminan de una ronda a otra y que permanecen en ella hasta que puedes intercambiarlos por Cristallyum. Ese aspecto no lo hacíamos del todo bien ya que el reglamento es bastante ambiguo. 

El texto reza: "no se puede utilizar en rondas posteriores". Yo entendí que al no poder utilizarse, se devolvían al pool y listos. Lo que he visto es que la gente los deja en la carta de Imperio, no los puede utilizar para completar cartas de desarrollo pero sí para intercambiarlos por Cristallyum.

Con este nuevo apunte, igual hubiera conseguido el punto que me faltaba para ser dictador. Le hemos dados tres partidas y se han repartido las victorias, Parramón es el único que no tiene madera de líder y de momento sigue en el ostracismo. Le aconsejamos hacer una campaña mucho más agresiva donde deje entrever su valía y su temperamento. Aquí abajo le damos un par de consejos de campaña para que pueda ganar la próxima partida. ¡Esperemos que le sea de ayuda!



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