¡UN TIPO CON ACTITUD!

¡Qué bonito es volver! Con las pilas puestas y con el objetivo de hacer que esta segunda Era sea antológica. ¿Cómo conseguirlo? De entrada la idea es estrenar juegos y revisar aquellos clásicos que dieron pie a esta saga que ya cuenta con 100 episodios. 

Berrán estaba cansado y no se prestó a la gran quedada. Otros días ha de trabajar pero cansado no lo ha estado nunca. ¿Estamos asistiendo al proceso de una larga lista de excusas?

1. ¡Hoy no puedo venir porque mi abuela está embarazada!
2. ¡Tengo que cuidar del perro, tiene problemas con el juego!
3. Hoy no puedo. ¡Han abducido a Marta!
4. No va a poder ser. ¡Me he fracturado un rizo!
5. ¡Venía hacia aquí pero me he caído en el sombrero de un mago!

Berrán, aquí tienes unas cuantas opciones. ¡Como ves puedes ser mucho más creativo!

Bueno, al tajo, Chechi no falló. De hecho anhelaba una quedada con cierta urgencia. Su salud mental peligraba y había llegado el momento de ejercitar ese coco que tiene. Núria y julito, sus víctimas, esperábamos ansiosos su llegada. Entró por la puerta cual alumno pueril el primer día de escuela. Tenía ganas de ver a sus compañeros y ver si había o no alumnos nuevos. La segunda era empezaba como había acabado la primera, con los mismos de siempre. 

Esa sonrisa de Chechi, ese cruzar la entrada de casa como un cabrita jovial, ese estirarse en el sofá, ese juego nuevo bajo el brazo... ¡Estaba hipermotivado! Así me gusta, ¡Actitud! Ya que viene que venga así.

El comedor se llenó de luz, una luz cegadora que era fruto de esa maldita sonrisa que dejaba al descubierto una hilera de dientes blanquecinos y de un brillo fulgurante que surgía de unos ojos vivarachos y juguetones. Se sentó en la mesa y como los pies no le llegaban al suelo empezó a moverlos arriba y abajo con nerviosismo mientras echaba el cuerpo hacia delante y hacia atrás en un movimiento pendular que, todo sea dicho, empezó a sacarme de mis casillas.

No os voy a explicar la cara que puso cuando Núria sacó las zanahorias, pero pude entenderle expresiones como: "¡Qué bien! ¡Qué buenas que están!"

No quiero exagerar la situación pero hasta creo que se provocó el eructo de después de comer. 

Si Nando no viene pronto y arregla ésta situación éste acaba poniéndose ¡el dedo en la boca!

Vamos que para evitar la regresión a estados más primitivos saqué el juego y lo puse encima de la mesa. Sus ojos se movieron excitados y se concentraron en un único elemento: LOS MERCADERES DE GENOVA.

Hablemos del juego. La verdad es que me gustó bastante. Eres un mercader que hace negocios en uno de los barrios de Genova. La idea del juego es interesante, el jugador inicial es el mercader, éste tiene en su poder la torre (cinco piezas circulares que se colocan una sobre otra). Lo primero que debemos hacer es lanzar los dados (uno rojo y el otro azul) que representan las coordenadas del tablero. Con el resultado colocas la torre en una calle o en un edificio. El mercader decide el movimiento de las piezas de la torre que se van colocando de forma ortogonal pasando por edificios. El mercader decide que acción de edificio hace y negocia con el resto de jugadores las demás. Despues se decide si alguien compra un edificio y si no es así se da la torre al siguiente mercader y así hasta que todos los jugadores han sido mercaderes ( estas acciones conforman una ronda de juego).

Las acciones de los edificios son fáciles de entender i de ejecutar y todas nos llevan a un mismo  objetivo ganar monedas, cuantas más ¡mejor! Compra edificios, realiza encargos, negocia bien, explota a tus adversarios...

Muy entretenido y interactivo al 100%, con todos los ingredientes que le gustan a Núria. El típico juego en el que Chechi gana al final de la partida pero no por mucha diferencia. ¡Suerte que no se pueden hacer combos!

Pero claro, el chaval no se iba a ir sin realizar combos a ¡mansalva! Chechi se había agenciado un juego llamado NEUROSHIMA HEX.

Ejércitos que luchan entre sí para defender su base militar. Misión: destruir la base enemiga. El tablero es pequeño pero visualmente aceptable.  Cada jugador coloca su base y va colocando, en su turno, a sus más salvajes guerreros (francotiradores, luchadores cuerpo a cuerpo, unidades defensivas, bombas, potenciadores de vida y fuerza...). Cuando el tablero está lleno se inicia el combate, si alguien muestra una ficha de combate también y en la última ronda se activa automáticamente. Después, por fases, los soldados reparten estopa eliminando soldados enemigos y dañando las bases.

El típico juego que le mola a Chechi y que sólo él entiende, sobretodo a la 1 de la mañana. Él se montó su película y empezó a mover las piezas mientras justificaba las muertes de cada soldado. Además era capaz de traducir y interpretar los símbolos que aparecían en cada ficha. Un galimatías de cojones para el cual necesitas un doctorado en frikysmo lúdico. El tipo es ya un arqueólogo de tablero, un lingüista reputado que adquiere juegos prohibidos, trampas nocturnas y oscuras que atrapan en el sueño más profundo a quienes le rodean. Chechi parecía el protagonista de Stargate descifrando los símbolos de la puerta interestelar!

A mi personalmente el juego me gusta, pero ya sabéis ¡tengo que tocarle los cojones un rato!