lunes, 21 de octubre de 2013

¡PANDEMIA LÚDICA!

La propagación mundial de una nueva enfermedad es conocida como pandemia.

En el siglo XIV apareció LA PESTE NEGRA, acabó con un tercio de la población mundial.


En 1918, LA FIEBRE ESPAÑOLA, 50.000.000 de muertes en todo el mundo.

En 1957, LA GRIPE ASIÁTICA, 4 millones de personas.

En 1968, LA GRIPE DE HONG KONG, 40.000 víctimas mortales.

En 1977, LA GRIPE RUSA, no fue demasiado mortífera.

En los 80, LAS VACAS LOCAS, 150 muertos en todo el mundo.

En 2002, SÍNDROME RESPIRATORIO AGUDO SEVERO, centenares de muertes en el sureste asiático.

En 2003, GRIPE AVIAR, más de 250 muertes en todo el mundo.

En 2009, GRIPE PORCINA, más de 150 muertes en México.



- ¡Estos son los datos Capitán Camps!
- Con esta información no tenemos suficiente- el capitán cerraba sus puños con fuerza mientras miraba fijamente al soldado raso Berrán.

Berrán era el típico afroamericano que se había enrolado en el ejercito para huir de una mala vida en algún antro de la cocina del infierno. Había conseguido llegar lejos en su carrera militar y ahora era de los pocos efectivos dispuestos a viajar por todo el mundo y acabar con aquella maldita pandemia. No era ajeno a aquella horrorosa enfermedad, su familia no lo había conseguido y ahora sólo le quedaba seguir las ordenes del malhumorado capitán.
Camps era de la vieja escuela, duro, inteligente, implacable y obsesivo. Se había enfrentado a aquel horrible monstruo en tres continentes y siempre había perdido la partida. Ahora se encontraba en Asia, la cepa había mutado y no dejaba de brotar e infectar a la población nativa. Probablemente él también estaba infectado pero los medicamentos y la seguridad de la base retrasaban los efectos.

- ¡Mierda!- gruñó Camps lanzando un vaso contra la pared-No puedo creer que los perdiéramos así. ¡Todo estaba controlado!

Berrán empatizaba con los sentimientos de su superior. Sabía a que se refería. Julito, uno de sus mejores hombres, había perdido la vida mientras intentaba vacunar un pequeño pueblo de Sudamérica donde se encontraba su mujer, Núria. La vacuna había llegado tarde, en parte por culpa del Capitán que tardó una eternidad en ejecutar la orden. El virus mutó y perdieron todo el continente, las últimas palabras de Julito fueron:
- ¡Ahhgggg! ¡Maldito dolor! ¡Joder! ¡Me van a reventar los ojos! Jodido capitán, no podías dar la orden a tiempo, tenias que pensar en los pros y los contras. Siempre tan calculador, siempre tan estratégico. Cuando llegué Núria ya no podía respirar, la vacuna fue inútil y murió entre mis brazos mientras mascullaba palabras ininteligibles que sus ojos expresaban con más claridad.  Aún así, sé que escogí la decisión correcta, sin embargo quiero que te preguntes día tras día si podías haber escogido una opción diferente. Sabes qué viejo amigo, te odio. La muerte nos sonríe a todos, devolvámosle la sonrisa.


Desde ese mismo momento el Capitán Camps se movía erráticamente por la base observando los cadáveres que poblaban las salas. El último de sus hombres había muerto hacía una semana. El pobre Berrán había vomitado hasta morir, su cara irreconocible turbaba los pensamientos de Camps. Empezaba a marearse y las fuerzas les abandonaban. El dolor muscular y las nauseas hacían acto de presencia. Camps entró en el lavabo y se agarró con fuerza a la pica. Levantó la cabeza y vió sus rostro demacrado en el espejo. Sabía que ya no saldría de allí, así que irguió su cuerpo, tensó sus músculos y saludó enérgicamente. Entonces sonrió, estuviera donde estuviera la muerte no podría quedarse sin su sonrisa. 



Era de esperar que no fuera fácil enfrentarnos a nuestra última adquisición, PANDEMIA. El juego de Mat Leacock nos recuerda, en mecánica, a la Isla Prohibida. Como el juego también es suyo obviaremos el auto plagio, cosa que hace Mesi de forma constante. 



Pandemia es un juego de mecánica sencilla, un juego simple de entender pero peligroso muy peligroso. Cada uno de los jugadores tiene un rol relacionado con una habilidad concreta. El tablero representa un mapamundi que se va infectando constantemente. Existen  4 enfermedades que se van colocando en las ciudades, no puede haber más de 3 cubos del mismo color en cada ciudad. Si aparece otro se produce un brote que infectará las ciudades circundantes. Los jugadores eligen entre diferentes acciones, después cogen 2 cartas y finalmente infectar las ciudades. En el mazo de juego pueden haber cartas de Epidemia que complican la partida constantemente.



Jugamos cuatro partidas y no ganamos ni una. La verdad es que cada vez jugábamos peor y bajo la batuta de Sergi, nos hundimos en la derrota. El campo de batalla bacteriológica nos vino grande y no supimos jugar de forma cooperativa cuando más lo necesitábamos. Los brotes no dejaron de llenar el tablero de cubos y la epidemia se movió constantemente en todas direcciones. No dábamos abasto y nuestras habilidades no ayudaban a mejorar la situación.




Pienso que la suerte no nos acompañó, las cartas nos traicionaron en todo momento y las epidemias se sucedieron una tras otra.  La derrota nunca supo tan amarga. Ahora hemos de levantarnos y mirar hacia atrás para no volver a cometer los mismos errores.


Una idea, el mismo juego con temática zombi, ¡una pasada! Hay que detener un virus a escala mundial, la población se convierte en zombis y los brotes ¡son imparables! Juega a¡ Pandemia Zombi!





2 comentarios:

  1. Todo el relato muy bonito, todo muy guay, y al final, la cagas! Qué es eso de una Pandemia Zombie? Pero si luego os quejáis de que hay demasiados, y no se pueden matar, y hay que perdemos, uy que daño! y cosas por el estilo.
    Para mi gusto por supuesto que estaría bien, pero para el vuestro se te ha ido de la mano, lo siento.
    El juego tiene buena pinta, fácil de jugar y difícil de ganar, (claro que no me extraña si seguís indicaciones de Sergi.) buena combinación.

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  2. Jur, la proxima vez me estare mas calladito :(
    Zombies Nooooooooo!!!!!!!!!! Hay zombies hasta en la sopa...

    P.D. ¡¡¡¡Conseguiremos vencer en modo dificil, pongo a dios por testigo!!!!

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