Hay un juego al que le hemos dado tanta caña que lo podemos considerar más que amortizado. El juego es el SEVEN WONDERS, un juego de cartas que llegó en el momento adecuado y al que solo le vemos virtudes. Lúdicamente sería nuestro niño, nuestro preferido, aquel que siempre acaba viendo mesa y que cuando lo hace es un éxito más que seguro.
No es que a mí se me dé demasiado bien, de hecho gano más bien poco. Pero la gracia es que Núria es un poco como la que tiene un nivel superior, la superguerrera del 7 wonders. No sabenos cómo la hace ni dónde aprendió a hacerlo. La verdad es que utiliza una táctica poco comun, aprovecha las cartas que nadie quiere y las explota de tal manera que acaba sacando puntos de debajo de la piedras. Sus cartas preferidas son las amarillas, estas te dan poder durante el juego y al final premiam la aglomeración de cartas de un mismo color, tuyas o del vecino. Núria Saca rendimiento de sus maravillas y es capaz de jugar cartas de comercio que sólo le valen a ella y que Sergi y yo dejamos pasar por su inutilidad sobre la mesa.
ILUSTRACIONES DE MIGUEL COIMBRA |
Sergi juega a lo que puede y yo aprendí, del maestro, que las verdes son una buena opción. Pero claro en nuestro grupo si no pasas de 60 puntos casi que no ganas. Es tal el nivel que cuando la expansión, en éste caso los líderes, entra en juego la diferencia se hace más y más grande. No queremos jugar con la expansión ciudades vaya a ser que nos meta palizas de ¡100 puntos!
Es curioso que aún sabiendo lo que Núria va a hacer, no seamos capaces de pararla. De hecho no somos capaces ni de anticipar lo que se nos viene encima. El recuento final de puntos es una especie de tortura donde las unidades se transforman en decenas y dejan tu puntuación final a la altura del betún. Para ganar a Núria no basta con hacer 60 puntos, Chechi tuvo que llegar a los 70.
Hablar de la potencia de juego de Núria, a estas alturas, ya es una tonteria. Sergi y yo estubimos unos meses sin ganar ¡a nada! Tiene una especie de mente pensante, una especie de sexto sentido lúdico y domina las cartas y el tablero. Le da con la derecha y con la izquierda, va bien de cabeza y le da igual un Munchkin que un Carcassonne. Se le da bien ¡y punto! ¿Algo genético? Lo dudo.
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La respuesta es que se lo pasa tan bien que está ultramotivada y eso es suficiente. Si alguien consigue hacer algo durante tres años, cada semana, repitiendo hasta dos y tres veces... a eso se le llama pasión. La pasión de jugar y hacerlo bien, jugar para ganar y sobretodo para pasarlo en grande. ¿Preparará algun día un juego? No, ¡esa no es su pasión!
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Chechi y yo nos encargamos de los juegos y ella los disfruta, los analiza y nos funde. Antes almenos teníamos a la bestia. Y esta ganaba por narices, ¡por cojones! A éste no le valían ni estrategias, ni suertes, éste empujaba y empujaba hasta la victoria. Pero bueno es lo que hay, y siempre que sacamos el 7WONDERS lo pasamos bien y mientras disfrutamos del juego no recordamos que estamos a punto de pillar lo que ¡no está escrito!
INVENCIBLE
¡Qué ironía!
¡Pasó lo que tanto temía!
Sus ojos brillaban.
¿Le tocará Creta, Roma o Bratislaba?
Realmente a ella ¡le da igual!
Coge amarillas y compra con menos.
Monta edificios sin pagar
y,encima, monedas le hacen ¡ganar!
Esta carta no me gusta,
se la paso a Núria y verás como ¡se disgusta!
¡La juega en el acto! ¿Qué pasa?
¡Pues que era cojonuda!
Y una vez más demuestra, que no estás ¡a la altura!
Empieza a montar torres amarillas, rojas y de color arcilla.
Tiene cualquier material.
¡Lo llevas claro para cobrar!
Sergi a las azules y Julito a las verdes.
Y en la tercera Era nos damos cuenta de nuestro error.
Y en la tercera Era nos damos cuenta de nuestro error.
¡Qué demonios hacemos!
Agacha la cabeza Chechi y ¡Oremos!
¿Orar? ¿A quién?
¡A Nando por supuesto!
¡Sólo su fuerza nos puede ayudar¡
¿Ayudar a qué? ¡Si lleva 70 puntos!
Pues...¿a perder con dignidad?
Vamos, que nadie nos salva
de estas experiencias tan amargas.
Ya lo sabéis amigos,
si al 7 wonders queréis jugar,
preparaos a recibir una derrota sin par.
Y el problema no es mió,
pues yo no soy el campeón.
¡El trofeo, fue otro, el que lo ganó!
Más allá de las lágrimas sobre la mesa,
yacen esperanzas renovadas.
El miedo ya no es una opción,
cuando salga el 7Wonders, se habrà de aguantar ¡el dolor!
Dedicado a Núria "La Invencible"