Conocí a cuatro grandes guerreros.
En esa época los tambores resonaban en mi honor.
El pueblo esparcía polvo de oro ante los cascos de mi caballo,
¡Pues yo era el señor Supremo!
En las tierra de Descent,
Los seres murmuraban mi nombre en silencio.
Gané mi corona por derecho,
la sangre fue el precio que pagué.
Pero cuatro grandes guerreros
se adentraron, a morir, tal vez…
El trono que obtuve con sangre y sudor,
peligra bajo el yugo de ocho pies con valor.
Amenaza de los fuegos del infierno,
amenazas que se acercan con espadas y honor.
Yo que nací en una tierra inhóspita
Y que fui amamantado bajo un manto de dragón.
¿Amenaza? ¡Qué descaro!
La muerte sombría les espera, con razón.
El lenguaje del miedo, la traición,
todo fracasa cuando cantan las espadas bajo la piedra..
¡Venid a morir, perros!
Sabed que fui un hombre, antes que Señor.
Alacortantes, hombres bestia, ogros y gigantes.
Pasto del olvido, ¡pasto de la muerte!
En las tierras yermas el dolor se extiende,
bajo el paso decidido, bajo el paso fuerte
de aquellos que caminan,
que caminan… a su suerte.
¡Qué vengan! ¡Pues a la muerte no temo!
Los cuatro se acercan.
Las tumbas se llenan de huesos sin sonido,
se huele la sangre fresca,
se ve la piedra roja y las sombras se estremecen.
¡Qué vengan! ¡Pues en el trono yo espero!
“¡Sed al menos mi enemigo!”
Porqué cuando vuestro destino pasa a través
de los caminos de Descent,
solo el verdadero respeto
no se atreve a implorar,amistad.
(Dedicado a mis amigos jugones y a Robert E. Howard)
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