martes, 25 de agosto de 2020

¡COMPETIVIAMISTAD MALSANA!

Está claro que la competitividad positiva fomenta el crecimiento personal, la superación y el aprendizaje. Todo muy bonito y muy positivo pero ¿Qué pasa cuando esa competitividad te produce un desasosiego y un desequilibrio personal? 

¡JUGANDO EN LA COCINA!
Este verano mi competitividad traspaso un límite y decidí parar y reflexionar. Estábamos de vacaciones con unos amigos y decidimos jugar a Scythe. En una partida anterior Ángel llevaba una facción que le permitía poder escoger dos opciones de la carta de encuentro. Esa pequeña ventaja le permitía avanzarse en las acciones de construcción ya que tenía material de sobras para hacerlas. Le recomendé, le rogué, le supliqué encarecidamente que no la escogiera para poder jugar con las mismas oportunidades. Se negó. Así de simple. 


Hicimos una colocación azarosa de las facciones en el tablero y el azar quiso que mi facción estuviera completamente rodeada por otras dos. Le recomendé, le rogué, le supliqué encarecidamente que me permitiera modificar esa parte del set up. Se negó. Así de simple. 

¡EXPANSIÓN DE BARCOS VOLADORES!
Mi yo más competitivo surgió al ser consciente de que Ángel (y por omisión, el resto del grupo) no respetaban mis necesidades en su propio beneficio. Empieza la partida y a los 30 minutos mi facción estaba ahogada, sin espació para moverse ni avanzar, completamente bloqueado y casi sin opciones. Ángel, Parramón y Chechi se jactaban de sus logros creando situaciones límite en las que, dudo que inconscientemente, creaban rencor y resquemor.

Ahí empezó mi viaje a una espiral de destrucción, donde mi bienestar y por ende la de mis putos amigos se iban a ver dañados. Yo quería acabar con mi sufrimiento, acabar aquella partida que no me aportaba diversión alguna. Ellos, en conjunto, y sobretodo Ángel, sólo querían ganar y demostrarse superiores. Pero aquello no era ninguna lección, ¡era una tortura!


¿Qué ocultaba aquella competitividad malsana? Personalmente creo que mis amiguitos están aquejados de problemas personales. Puede que problemas de baja autoestima, miedo al rechazo, narcisismo.. No sé, están jodidos y punto.

Parramón se esconde detrás de una poblada barba y de expresiones que incitan al colegueo más absurdo (¿Qué pasa hijo? ¡Aquí hay mandanga!). Es un tipo aparentemente simple con una mirada profunda y compleja. Mientras está en sociedad suele ser afable y tranquilo pero cuando saca la máquina de buscar geojunkers y no los encuentra se caga en todo lo que pilla. Es ver un río y el tipo se despelota y se lanza al agua en una acto de apareamiento sin sentido. Esfuerzo biológico impagado que el disfruta como un crío.


Chechi es un tipo calculador y tranquilo. Bajo esa falsa fachada se esconde un autentico mal nacido. Aparentemente educado "el cocinillas" (¡Qué no te engañen amigo! ¡Eso no es Gourmet!), suele aderezar en el más absoluto de los silencios, sus estrategias de juego más insanas. Le agradezco de todo corazón que le parara los pies a Ángel en esa aciaga partida. Sólo él podía hacerlo.

¡INVADIENDO EL ESPACIO PERSONAL DE CHECHI!
Ángel es un pedazo de mamón. No muestra ninguna sutileza a la hora de joderte y es capaz de maquinar con desfachatez situaciones en las que vas a pillar. Sé que su cara no es normal (ahí está la foto que no deberías mirar más de tres segundos), pero ir de redneck no lo salva de los actos que perpetra. Esas fechorías quedan impunes por su aparente fachada de tipo gracioso y divertido pero más allá, en lo más profundo des su alma, el color negro impera en una oscuridad de la que no podrá escapar jamás. 

¡REDNECK!
Aún así, son mis amigos. Y digo yo que si la naturaleza es sabia y hemos superado juntos lo que llevamos de pandemia, qué más puedo pedir. Los quiero con sus defectos y sin casi ninguna virtud. Los soporto como a una brisa y los añoro cuando no están. ¿Me desquician jugando al Scythe? Sí. Pero es lo que hay.  Jugaremos las partidas que haga falta y seguramente las perderé todas y alguno me desquiciara y tendré ganas de pillar un Mech y metérselo por...

Bueno para rebajar el tono del blog dejó caer una frase bíblica que se que os ponen un montón (sobretodo a Chechi).

SI CAEN, EL UNO LEVANTA AL OTRO.
¡AY DEL QUE CAE Y NO TIENE QUIEN LO LEVANTE!

Eclesiastes 4:10 / NVI

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