¡LA MALDICIÓN DE LA BRUJA!
Cuenta la leyenda que en el año de nuestro señor 2020, vivía en un pueblecito llamado Sant Cebrià de Vallalta, un joven solitario y taciturno. Nada le faltaba y tenía un grupo de amigos excepcioanles con los que compartía tardes y noches jugando sin parar. Chehi, así le llamaban sus más allegados, no era un tipo extremadamente sociable, aunque siempre estaba dispuesto a ayudar a los demás. Su generosidad era conocida por aquellos lares y sus amigos se enorgullecían de tenerlo entre sus filas.
Un día llegó al poblado una joven mujer, hermosa como ninguna, con piel clara, ojos azules y un físico curvilíneo y atractivo. Se instaló justo al lado de la casa de nuestro protagonista y desde el primer día sus miradas se cruzaron. Chechi no era muy hablador y cada mañana se hacía el encontradizo, al salir de casa, con la excusa de un paseo matinal. Ella siempre estaba en el jardín, arreglando y cuidando de sus plantas, esperándole. Sus miradas se cruzaban durante sólo unos segundos, los suficientes para que Chechi notará un halo de maldad incómoda que contrastaba con el aspecto angelical de aquella hermosa criatura. Chechi se alejaba raudo con algo de recelo pero cada mañana volvía a provocar aquel peculiar encuentro como atrapado en una agónica telaraña.
Una tarde, mientras Chechi salía de casa, se encontró con la muchacha tendida en el suelo. Ella le pidió ayuda, diciéndole que se había torcido el tobillo y no podía entrar en casa. El fornido Chechi la tomó en sus brazos y la llevó hasta adentro y al entrar descubrió un oscuro lugar donde el ambiente era sumamente lúgubre. Al instante quiso irse, más sus pies no se movían del suelo. Estaba como hipnotizado por la belleza de la mujer. Ella sonrió malignamente e intentó seducirlo, provocando que se apartara al instante.
-No puedo quedarme -le dijo con seriedad-, estoy a punto de ir a casa de mis colegas para jugar a juegos de mesa. Hoy toca Dominion.
Furiosa por su desplante, la joven intentó amenazarlo para que pasara la noche con ella, más él siguió negándose. Nada era más fuerte que el poder de la amistad.
- La noche de juegos es la noche de juegos y es sagrada -argumentó nuestro protagonista pensando en la sandez que acababa de decir. Aquella joven le gustaba muchísimo.
-¡Te vas a arrepentir por haberte negado! -le advirtió la joven, dejándolo marchar. Nadie había escapado nunca a su influjo y ese hecho tendría consecuencias.
Chechi acudió a su cita con ciertos nervios. La noche de juegos se llevó a cabo con total normalidad pero él no dejaba de pensar en ella. La caja de Dominion se abrió y nadie percibió que en ese momento una extraña mujer apareció en la mesa. Vigilaba sentada, sin que nadie fuera consciente de su presencia. Como si todo el mundo la conociera, sin perturbar la tranquilidad de la noche y sin decir ni una palabra. Era una más del grupo. Una presencia imposible de grabar en el recuerdo pero que dejaba en el ambiente una sensación enrarecida y oscura.
El juego se preparó con normalidad, 10 mazos de cartas que se erigieron como el mercado de compra. Entonces, sin previo aviso y aprovechando que nadir la percibía como algo extraño, la bruja se acercó a Chechi y dándole un beso, le susurró unas palabras al oído. Al instante uno de los mazos del mercado se transformó en el mazo de la carta llamada La Bruja. La criatura se acercó a uno de los compañeros de Chechi y controló su mente. Se sentó a la mesa y disfrutó de como Chechi perdía bajo el influjo de una carta maldita que su compañero, poseído por un control maligno, utilizaba una y otra vez. Chechi llenaba su mazo de maldiciones y no podía plantear estrategia alguna. Aquella era la maldición, su maldición
Chechi acudió a su cita con ciertos nervios. La noche de juegos se llevó a cabo con total normalidad pero él no dejaba de pensar en ella. La caja de Dominion se abrió y nadie percibió que en ese momento una extraña mujer apareció en la mesa. Vigilaba sentada, sin que nadie fuera consciente de su presencia. Como si todo el mundo la conociera, sin perturbar la tranquilidad de la noche y sin decir ni una palabra. Era una más del grupo. Una presencia imposible de grabar en el recuerdo pero que dejaba en el ambiente una sensación enrarecida y oscura.
El juego se preparó con normalidad, 10 mazos de cartas que se erigieron como el mercado de compra. Entonces, sin previo aviso y aprovechando que nadir la percibía como algo extraño, la bruja se acercó a Chechi y dándole un beso, le susurró unas palabras al oído. Al instante uno de los mazos del mercado se transformó en el mazo de la carta llamada La Bruja. La criatura se acercó a uno de los compañeros de Chechi y controló su mente. Se sentó a la mesa y disfrutó de como Chechi perdía bajo el influjo de una carta maldita que su compañero, poseído por un control maligno, utilizaba una y otra vez. Chechi llenaba su mazo de maldiciones y no podía plantear estrategia alguna. Aquella era la maldición, su maldición
Esa misma noche, al recoger el juego pasó algo impactante. Al cerrar la caja, en ese mismo momento y no otro, la bruja despareció de su asiento. Minutos más tarde se dieron cuenta de que no habían guardado el reglamento y la volvieron a abrir, en ese preciso instante y no otro , la bruja volvió a aparecer en su asiento, preparada para llevar a cabo, de nuevo, su venganza. Chechi no ganaría nunca más al Dominion en presencia de la hechicera. La maldición acompañó al juego durante el resto de su existencia, una existencia al lado de Chechi, una maldición que los unía de por vida.
Chechi nunca volvió a ver a aquella criatura nunca más. Se le aparecía en sueños y le ofrecía su amor mostrándole mil delicias y turgencias. Ni así Chechi cedía a la tentación y despertaba sudando y nervioso implorando a Cthulhu que aquella persecución acabara algún día. Cada vez que jugaba al Dominion con sus amigos la joven sin nombre se sentaba a la mesa, le daba un beso y le susurraba al oído acompañándolo en el sufrimiento de su derrota. Tal era el amor que sentía por él, tal era la maldición que había urdido para poder compartir y saborear su desgracia eternamente.
Dedicado a Chechi.
Esta es la explicación de porqué no ganas al Dominion.
Igual que el crepúsculo que hay entre la luz y las sombras, hay en internet una zona desconocida en la cual todo es posible. Podría llamarse la dimensión de la imaginación, una dimensión donde nacen sucesos y cosas extraordinarias, un lugar donde los Dioses Primigenios son respetados. Un lugar de culto donde ningún foráneo está a salvo. El lugar donde, seguramente, empezará el fin de todo lo que existe. ¿Qué no es posible? Todo es posible en ¡ MUNDILLOFRIKY!