jueves, 2 de julio de 2020

¡AY DAME POPPER QUE QUIERO MORIR!

Durante estos meses de confinamiento hemos dejado de quedar pero nuestro afán por jugar ha sobrevivido. Descubrimos Boardgamearena y con ella la continuación de nuestras noches lúdicas. Hemos jugado un montón al Seven Wonders, al Stone Age, al Dice Forge, al Seasons... Muchos otros juegos han poblado la pantalla del ordenador pero la más curioso, lo más valioso ha sido mantener y reforzar nuestra amistad.


La aparición del popper fue un gran descubrimiento. Sí, me refiero a esa substancia que produce cierta estimulación, euforia y deseo de jugar. Con el popper hemos bromeado, hemos reído y ¡hemos creado! ¡Qué jocosos y divertidos, los momentos en que cantábamos al unísono! " Ay, dame popper que quiero morir...Ay dame poooopper!!!  Pero cuando digo al unísono quiero decir Ángel, David y yo mismo. ¿Qué pasa entonces con los demás? 


Empezaremos por Chechi y su regresión. El ermitaño lleva tiempo sin relacionarse y ha huido del presente a un estadio evolutivo anterior. Su comportamiento y emocionalidad se han trasladado a su época adolescente (su época más oscura). Pero además, este hecho ha venido acompañada de una fijación mental. Su vida y sus acciones giran alrededor de la imagen del Assessins Creed, el asesino del juego ambientado en las cruzadas. Es capaz de pasar desapercibido ante la cámara y desaparece sin dejar rastro bajo una capucha que ensombrece su rostro. A veces me giro inquieto pensando que puede aparecer a mi espalda para pasarme por el filo de su daga.



Seguiremos con Ángel. Ángel paseaba por El Barrio Chino (¿Qué haría por allí?) cuando encontró la tienda del señor Wing, un anciano chino. El chino vendía una extraña criatura llamada Bertawai (que en chino cantonés significa "espíritu maligno"). El dueño de la tienda no quería vendérselo pero al final accedió bajo una condiciones en forma de precauciones:
  • No entrar nunca con ella a una iglesia.
  • Evitar que te mire doblando las cejas.
  • Correr cuando diga ¡papi!
Ángel llamó a la criatura Berta y todo parecía ir bien hasta que el pequeño monstruo empezó a actuar protegida por la imagen inocente de un unicornio. ¿No os recuerda esta historia a la película " LA PROFECIA" o "EL EXORCISMO"? A mi no me recuerda a ninguna otra, ¡ah sí! "LA SEMILLA DEL DIABLO". 
Pues Ángel juega siempre y cuando esa especie de ser demoníaco se lo permita.


Seguimos con David. El tipo actúa de forma extraña. Suele oír voces, el grito de un ser espiritual o de un niño. Siempre que juega con nosotros está como en trance y no dejar de tomar líquidos sospechosos que le inducen a un estado extraño. Cuando está jugando habla de bomberos, de tipos con abdominales y mangueras. Nosotros nos reímos pero por el whatssap comentamos el nivel de locura. A veces habla con niños ante la pantalla, nos los enseña, pero no hay nadie. Tiene alucinaciones visuales, distorsiona la realidad e incluso escenas vividas. Este fin de semana no ha salido de casa, pues el tipo cree que ha ido a un curso de pintar miniaturas con un tal Masclans. Esta claro que estas alucinaciones son fruto del consumo de sustancias. Este verano nos lo llevamos 15 días a un retiro para desintoxicarlo. Él piensa que vamos de vacaciones. ¡Insensato!


Seguimos con Núria.  Núria segrega cantidades ingentes de Oxitocina y eso provoca que este más pendiente de sus hijos que de jugar. Su código genético está grabado con esa sustancia y solo que uno de sus vástagos la reclame, reacciona como un resorte y puede olvidar completamente su poder lúdico. Estamos intentando meter una mascota en casa para romper el vínculo pero de momento de forma infructuosa. Pero claro, cuando aplicamos los efectos esa hormona a los juegos de mesa, vemos que estamos perdidos. La mierda de la oxitocina elimina cualquier miedo e indefensión, actua con seguridad y de forma estratégica acabando casi siempre con la victoria. Estamos buscando un inhibidor y esperamos encontrarlo pronto porque ya estamos hartos ¡de ser vapuleados!


Durante el confinamiento hemos quedado (virtualmente), hemos reído y sobretodo hemos jugado. ¿Qué más podemos pedir en un momento como este? Puede que esto nos haya unido más, puede que cambiemos rutinas, puede, puede... No lo sé. Lo que sí sé, es que hemos resistido, hemos aguantado y ahora que vemos la luz, ¡vamos a seguir!


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