En un mundo lleno de zombis genocidas estamos,
la razón es llevar a cabo la misión.
Con espadas, dagas y arcos nos equipamos
para acabar con el Nigromante y la abobinación.
Nos dividimos por equipos y empezamos a explorar.
entramos en edificios con alguna que otra duda.
David y Chechi encuentran el laboratorio al azar
Se lo cargan sin pestañear,
le dan pasaporte sin más.
Sólo queda la abominación
si la pillamos se acaba la misión.
Entre las ratas aparecen las criaturas:
caminantes, gordos y corredores.
Llegan en horda y empiezan moverse
pero de la abobinación nada:
Deberán morir sin extremidades
para subir nuestro nivel de peligrosidad.
Si poderosos nos volvemos
la abominación aparecerá.
Pero el bicho no aparece
y nuestro deambular a la mayoría enloquece.
¿Qué hacemos? ¿La debemos esperar?
En ese momento cambiamos de objetivo y ¡a continuar!
Con el pueblo de zombis y Nigromantes abarrotado
decidimos recoger los objetivos para ganar.
Tendremos una vaga oportunidad
Suerte tuvimos del ojo de Chechi,
el tipo supo ver la manera de a un Nigromante parar.
De esa forma tomamos ventaja
y empezamos ¡a cercenar!
Y heme allí entre compañeros,
mutilando sin parar.
Espalda contra espalda la sangre borbotea,
los pies se arrastran y los gemidos suenan.
Y heme allí perplejo y de rodillas,
cansado pero feliz,
viendo como corta, hunde, despedaza, cercena y mutila
Y heme allí disfrutando,
de cada conjuro que Chechi lanza aullando.
Está disfrutando como un loco
el paisaje de miembros ¡le parece precioso!
Y heme allí viendo la ballesta tensarse.
Con cada virote por Núria lanzado
Y heme aquí, escribiendo la gesta,
con las emociones brotando.
La plaga negra se extiende
y a menos que se me acabe la inspiración,