El avión se acercaba lentamente, estaba a punto de aterrizar. Una nueva
vida le esperaba en aquella isla. La oferta de trabajo era, de entrada, una
excusa para regresar. La verdad era que visitaba aquel lugar por primera vez,
pero una serie de sueños recurrentes hacían que aquel lugar le fuera familiar.
Su hermano no le podía ir a buscar pero al día siguiente se reencontrarían.
En seguida tomo un taxi y dio las indicaciones precisas. El taxista murmuro
entre dientes y le aconsejo cualquier otra población. No comprendió el problema
e insistió en llegar a su destino.
Por el camino pudo comprobar la gran superficie forestal que rodeaba la
población. Los alzinares rodeaban el camino y vigilantes marcaban la ruta a
seguir. Tierras llanas con naranjos y gran cantidad de fuentes que a principios
de siglo daban agua a los molinos que con el tiempo convirtieron aquel lugar en
un prospero pueblo industrial.
El taxista lo dejó a un kilómetro del pueblo, no quiso acercarse más y no
dio ninguna razón al respecto. Des de allí, con lo puesto y su pequeña bolsa de
viaje, comenzó a caminar. El sol ardía en un cielo que parecía casi negro por
la cruel ausencia de nubes. El asfalto vaporizaba el aire bajo sus pies y cada
paso le acercaba aún más a aquel lugar misterioso.
¿Por qué estando en una isla había escogido aquel lugar recóndito y
alejado? Tan grande era la extensión de esta nueva tierra que no lograba
percibir el más leve rumor de oleaje, por mucho que aguzaba el oído. Tampoco
había aves marinas en aquel cielo desértico. Mientras caminaba lentamente
empezó a encontrar en los márgenes criaturas muertas. Aquellas eran señales
extrañas que en un principio no supo interpretar.
Después de un largo trecho llegó al pueblo. A simple vista era pequeño, sencillo
y normal. Las calles estaban desiertas, no había ni un alma. Se adentró en las
estrechas callejuelas adoquinadas
buscando vida, al menos la clase de vida a la que estaba acostumbrado. Llegó a
una especie de plaza con una fuente central. En el centro de esta había la imagen
de una extraña criatura tapada con una capa real. Pudiera ser algún ser
mitológico propio del folclore de la zona o una especie de monumento que rendía
homenaje o culto a un ser pagano.
Ante él apareció una tienda abierta. Entró y saludo convenientemente al
encargado. Le pareció un hombre cordial y amable. Este le explico que no vivía
en la población y que solo abría una vez a la semana. A nuestro amigo le
pareció curioso pero quien era él para entrometerse en la vida y costumbres de aquel lugar. El hombre cerró el local con
premura argumentando que pronto oscurecería y desapareció tan pronto como pudo.
Cuando nuestro amigo se giró pudo ver un corrillo de gente que hablaba en
susurros sobre su persona o eso creyó intuir. Para ser verano aquellas gentes
vestían demasiado abrigadas como escondiendo partes de su cuerpo. Él saludo con
la mano y al hacerlo las gentes comenzaron a dispersarse. Fue entonces cuando
contemplo con mirada errática las formas
que empezaron a danzar ante él.
Aquellas personas estaban muy lejos de ser o parecer humanas. Pretendían,
en todo caso, ser hombre, mujeres, niños y ancianos. No se atrevió a acercarse
y descubrir con detalle sus rostros y sus cuerpos. Solo una palabra le venia a
la mente: grotesco.
Aterrado ante tal visión decidió buscar alojamiento. Al día siguiente
buscaría a su hermano y decidiría qué hacer. La única posada del pueblo estaba
regentada por una anciana poco comunicativa de aspecto igualmente extraño. Le
dio la llave de la habitación y le informó que era el único huésped. Él
preguntó si tenía algún mensaje y la anciana con un gesto de negación le
respondió.
La noche cayó y no se atrevió a salir a cenar. Pasaría con algunas
chocolatinas que guardaba del viaje. Aquella noche la luna estaba en cuarto
menguante y el cielo libre de nubes iluminaba la plaza que podía ver des de su
habitación. Se tumbo en la cama decidido a dormir toda la noche pero antes
hecho el pestillo de la puerta intentando protegerse mentalmente del exterior.
Un grito le despierta. Cree haber oído su nombre. Se incorpora y ve el
brillo del fuego en el exterior. Asoma la cabeza por la ventana y ve a esos
seres grotescos con antorchas en las manos alrededor de la figura pagana que
hay en la fuente. Los seres emiten un murmullo un susurro ensordecedor que
penetra en su cabeza de forma brutal formando una realidad que solo creía real en algunas novelas.
Vuelve a escuchar su nombre. Como un quejido, como una advertencia, un
aviso. La voz le es familiar. Sabe de donde proviene pero no se atreve ha hacer
nada. Esta paralizado por el miedo. Cuantas veces aquella voz le había llamado
en casa, para comer, cenar o simplemente compartir un rato.
La gente alborotada se acerca a la figura. Algunos, los más jóvenes se
encaraman a la fuente y bajo el ensordecedor cántico tiran de la capa. Él sabe
que la figura les es familiar.
Su hermano o lo que queda de él gira levemente la cabeza y lo mira. Mira la
ventana donde antaño estuvo él. La noche clara deja al descubierto sus ojos, su
silueta a través de los espacios abiertos de la ventana de madera. Quiere hacer
algo. Coge el móvil pero no hay cobertura. Se arrodilla y maldice. Cierra los
puños y piensa en sus amigos, su familia.
Se pone de pie. Se encamina a la ventana. El murmullo sigue. Su hermano ya
no está. Los engendros miran hacia la ventana y señalan con las antorchas. Su
hermano está frente a ellos. Ahora es uno más. Su cuerpo lo demuestra. Alza los
brazos hacía él en señal de bienvenida y entonces lo sabe. A partir de ahora
tendrá una nueva familia.
Todos salen corriendo en dirección a la posada. Los oye subir por la
escalera. Los oye acercarse por el pasillo. Se acerca el fin. Oye ruido en la
puerta, como si forcejearan con una fuerza inusual. La puerta cede y puede ver
una mano horrible. La única salida es la ventana. ¡La ventana! ¡La ventana!
Antes de precipitarse al vacío ve la caja sobre la cama. Es un regalo de
ellos. Seguro que no se rendirían. Pero aquello no era un juego. La puerta cede
y él impulsa todo su cuerpo a través de la ventana. Después, ,oscuridad.
Despierta tiempo después. Su familia está a su lado. Cuando atisba a ver
sus manos pálidas y grotescas comprende que ha de colaborar. Ya no pertenece al
mundo tal cual lo conocía. Ahora ya no
estará solo nunca más. A sus amigos de Cataluña les encantará. Seguro que algún
día vendrán de visita. Le dejan comunicarse. Dicen que la familia ha de crecer
que cuantos más mejor. Eso piensa él, cuantos más mejor, pero en el fondo, en
lo más profundo de su subconsciente espera y desea que alguno de sus antiguos
amigos sepan descifrar el mensaje.
Esta historia está basada en el increíble universo de H.P. Lovecraft. Con todos mis humildes respetos la historia "Regreso a Ishmouth", una de mis favoritas, a servido como inspiración a este relato.
Os dejo aquí un par de vídeos interesantes sobre el universo de Lovecraft.
Espero que Nando pueda huir de ese pueblo maldito o seguir enviándonos señales como, ¡la de esa cabra muerta!
Os dejo aquí un par de vídeos interesantes sobre el universo de Lovecraft.
Nada mas lejos de la realidad! el pueblo tiene movimiento de gente arriba y abajo, no voy a entrar en detalles de como es la gente de aquí, pero si que os iré enviando señales para ver si os convenzo de que vengáis de visita!
ResponderEliminarEso sí os recomiendo pagar sólo el viaje de ida!
Tranquilo yo soy el único que he entendido lo de las fotos de animales muertos. Pronto te sacaré de ahí, aguanta Nando!
ResponderEliminarGracias tío, que iba a ser de mi sin tu comprensión.
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