viernes, 28 de junio de 2019

¡EL AMIGO Y LA LATA!

Los juegos de mesa no son para nada baratos. Entonces hay que cuidarlos lo mejor posible. De hecho en casa enfundamos todo lo que podemos, a veces hasta demasiado. Pero hay otros juegos que no son de cartas y que difícilmente puedes proteger. ¿De hecho, qué puede pasarles? La verdad es que no existen fundas para tableros ni para piezas de cartón. Llegar a ese extremo ya seria, creo, innecesario. 

¿VEIS LA LATA AUN DE PIE?
Vamos a entrar un poco más en la historia. ¿Qué podría amenazar nuestros juegos cuando están en mesa? ¿Qué un unicornio atravesara el tablero con su cuerno? ¿Qué un Banshee reventara tus dados con su violento grito? ¿Qué una sirena con su canto nos obligara a tirarlo por la ventana? ¿Qué un licántropo lo rasgara con sus garra? ¿Qué un vampiro lo manchara de sangre?

ESA ES SU POSICIÓN NATURAL, ¡LA VERTICALIDAD!
No acabo de ver demasiado claras ninguna de las opciones de arriba. Puede que eso nunca llegue a pasar, entonces... ¿qué amenaza afrontamos? ¿Qué puede ser más peligroso qué un vampiro o un licántropo? La respuesta es sencilla, el ser más peligroso, malvado, egoísta, pedante, feo, negativo, terco, pendenciero, corrupto, farsante y sobretodo patoso, es un colega.


Si amiguetes, ese tipo simpático que llega a casa, se sienta a tu mesa y con todo desplegado te pide algo fresco para beber. Tú, confiado, le das una lata y hasta te vienes arriba y le endiñas un posavasos, no vaya a ser que te marque la mesa cutre del Ikea. Todo transcurre con normalidad, no es la primera vez que el individuo actúa de esa forma y crees que lo tiene todo controlado. Entonces, el dañino, el vengativo, el despreciable ser, se mueve de forma torpe con un aspaviento. Es un movimiento rápido y certero que en mitad de su ejecución, mal calculada, golpea la lata de bebida y esta, proyectada de forma desmedida, se vuelca eficazmente sobre la mesa y el líquido se dispersa sobre la piezas de cartón y parte del tablero. ¡Cartón mojado! ¿Sabéis a qué me refiero no?

¿QUÉ HA PASADO?
Ante tal cagada, el amigo reacciona como si de un perezoso se tratara. Diligentemente se pone nervioso y no atina a parar el desatinado que el mismo, en su torpeza, ha creado. El provocador, porqué eso es provocar, no entiende la gravedad del asunto. Todos me miran esperando una reacción violenta. Sacar la Katana de debajo de la mesa y cercenarle la cabeza es una imagen que pasa por mi cabeza. Lo veo de rodillas suplicando perdón mientras se corta un dedo y me lo entrega en señal de respeto. Pero entonces veo en su mirada un atisbo de culpa, el Berseker de los juegos afronta con bondad y compasión la misión, quiere subsanar su error.

¡MALDITO DAVID!
David el torpe se pone a limpiar de forma desesperada y yo me calmo. De hecho la ofensa, el accidente, la provocación ya está controlada. Me muestro firme pero flexible e intento hacer broma de la cuestión. Hay que normalizar la situación y seguir jugando y para ello intento no alterarme más de que ya estoy. Entonces doy paso a la meditación.

¡MALDITA LATA!
¿Quién no tiene un amigo que a pesar de su torpeza sigue siendo un tipo entrañable y barbudo? Me refiero a David, ese amigo patoso e inoportuno que un día, un único día, jugando al Fresco, tiró una lata y la lió parda. Fue una situación embarazosa (y en el fondo graciosa para el resto) pero es lo que tiene formar parte de la pandilla, por tirar un lata, te ganas una entrada en el blog.

El líquido acabó con la bolsa de pintura para el mercado y tuvimos que estrenar ¡La Bolsa Chewbacca! La Bolsa peluda amenizo un final de partida trepidante. Le estoy metiendo paja al asunto porqué no recuerdo ni quien ganó. La lata de cerveza acaparó toda la atención y después de esa imagen nada más quedó para el recuerdo. Una noche para olvidar que todos me recordaran cuando saquemos el Fresco y David pida la lata de turno.

¡BOLSA CHEWBACCA!

jueves, 27 de junio de 2019

¡EL GURÚ Y LAS SEXAGENARIAS!

Hace unas semanas asistí a una master class de Blood Bowl que impartió mi amigo Chechi, del que tan amargamente hablo en este blog. Una de las primeras cosas que aprendes cuando juegas con el maestro es que debes empezar con la rápida contratación de jugadores estrella. A partir de ese momento empiezan las ostias como panes.

Una de las primeras frases que el maestro suele dejar encima dela mesa y sin que nadie le pregunte es que, para convertirte en un jugador de cualquier tipo has de dejar a un lado el MIEDO.  El miedo es una de las principales razones de que seamos entrenadores de Blood Bowl y además jugadores frustrados que nunca nos atrevimos a ponernos un casco o a esconder una cuchilla bajo las protecciones.


El maestro Chechi siempre habla del miedo al fracaso, al ridículo, a la exclusión, a la mediocridad o incluso al éxito... es por eso que su master class iba dirigida a atenazar las bases de la participación. Según él todos tenemos talento y jugando a su lado es casi seguro que mejoremos.

Lo veo ahí, de pie, mirándonos desde la montaña, sentado en su trono, con su báculo en la mano, apuntándonos y exclamando:

- ¡Hermanos! Debéis probar, cuanto más exitosas, visibles o arriesgadas sean vuestras jugadas, más oportunidades tendréis de alcanzar la gloria. 


Después de soltar el mensaje divino pasa a la siguiente lección. Cuando ya tienes unos cuantos jugadores estrella, necesitas cartas de táctica y equipo. Como entrenador debes dar las ordenes necesarias y adecuadas para la victoria. A partir de ahí, tienes dos turnos para ganar. No te precipites, no busques ganar campeonatos, elige bien a tu rival, estudia las recompensas...

Seguir la estrategia de Chechi (el maestro) es necesario para ganar. Cómo y cuando te hagas con hinchas por el camino es otra historia. Con la estrategia de nuestro gurú seremos más competitivos pero no todo acaba ahí. La elección del equipo es importante, sus poderes, sus triquiñuelas, la manera cómo afronta los placajes, como se defienden...


Chechi se mueve como pez en el agua. Sólo Núria le hace sombra, de hecho es su mejor alumna. David y yo disfrutamos del momento, es un viaje a un mundo fantástico y estamos más por dar ostías como panes y no morir en el intento que de aprender demasiado. Una manera de jugar inocente y divertida que nos aleja de la victoria y nos deja en una situación sino delicada, algo compleja. Pero una cosa sí hemos aprendido del gurú, jugamos sin miedo.

El miedo no existe para nosotros, en esa inocencia lúdica de tochar los equipos y saltar al vacío como funambulistas del riesgo, caminamos sobre la cuerda floja sin pensar en el abismo que tenemos bajo los pies. Podemos caer y de hecho lo hacemos constantemente, pero nos levantamos porqué el miedo no preside nuestra estrategia. Ganamos algún enfrentamiento, incomodamos con nuestros jugadores, jugamos sin estrategia aparente... y eso nos hace peligrosos, no para ganar pero sí para crear situaciones divertidas que nos ilusionan.


El gurú es nuestra inspiración pero es, en nuestra ilusión, en nuestras ganas de jugar, en nuestra humildad lúdica donde hayamos la fuerza para dirigir a nuestros equipos en el campo. Blood Bowl se nos antoja muy divertido y entretenido. 

Hace poco estuve en una comunión. Hacía tiempo que no pisaba una iglesia y al hacerlo recordé tiempos pasados. Momentos de catequesis, de confesiones, de amistad. Recordé a mi catequista, una de las mejores personas que he tenido el placer de conocer. Me senté la lado de un tío mío y en vez de seguir el rito cristiano, nos pusimos a comentar cosas nuestras. No seguíamos el rito al 100% pero nos levantábamos y nos sentábamos como mandan los cánones eclesiásticos cada vez que el gentío se movía arriba y abajo. Esa especie de manía que tienen en la parroquia de que el pueblo llano haga sentadillas hasta la exasperación es la que más me confunde. Todo este rollo religioso nos lleva hasta el punto culminante de recibir la comunión, la transubstanciación, en ese punto culminante, mi mente se cortocircuitó y pensé: "¡Ahora van a tomar la ostia!". De ostia, mi cabeza viajó hasta "¡Ostias como panes!" y de ahí ya no pude evitar estar sentado en una iglesia imaginando jugadas bárbaras de Blood Bowl, mientras las sexagenarias se acercaban al sacerdote para ¡placarle sin piedad! Algunas lo pateaban haciendo trampas y uno de los monaguillos, vestido de árbitro, las expulsaba una tras otra.
¡PLACAJE!
Como en el colegio, perdí toda la concentración y viajé, mientras mi tío me hablaba, pero valió la pena. Ahora estoy loquísimo por poder tener ese equipo de sexagenarias preparadas para placar trols, vampiros, enanos y lo que se ponga ¡por delante!