Acabada nuestra primera misión, la corporación T.I.M.E nos dejó descansar unos días y después requirió nuestra presencia de forma inmediata. Nos comentaron que viajaríamos a 1992 y que debíamos superar un entrenamiento previo para poder viajar. Aceptamos, como siempre, las condiciones y se nos trasladó a un bosque frondoso y frío. Era un lugar solitario y parecía no haber ni una sola alma. Nos dijeron que estaríamos supervisados de forma constante durante nuestro entrenamiento. Llevábamos equipo para situaciones que desconocíamos, quizá demasiado equipo pero no era nuestra decisión criticar lo que no habíamos planificado.
Nos adentramos en la espesura de aquel lugar tenebroso. Nos habían dado una especie de radar orientador que nos llevaría hasta cada una de las pruebas. Andábamos deprisa, con ganas de poder llevar a cabo el entrenamiento y saltar que era nuestro objetivo real. Ya nos habíamos entrenado antes, éramos la élite y por eso estábamos allí. Seguramente aquel era un entrenamiento más específico que respondía a las necesidades de la propia misión. Mentalmente repasamos el año 1992 buscando qué amenaza podían requerir los desafíos que estábamos a punto de encarar. ¿ETA en España? ¿Sendero Luminoso en Perú? ¿Los atentados de Israel? ¿Las Olimpiadas de Barcelona? Estábamos a punto de descubrirlo.
Llegamos a un claro y el radar nos llevó hasta una caja con un sobre. Lo abrimos. "Debéis encender una hoguera". Nos sorprendió la primera misión, parecía tan extraña como fácil, pero debíamos hacerla y nos pusimos a ello. Lo primero que entendimos es que 4 no pueden dar instrucciones así que lo dejamos todo en manos de Chechi. Buscar ramas secas era prioritario, después todo fluyó ya que nuestro equipo personal disponía de elementos para encender fuego. El fuego empezó a arder. Habíamos cumplido con nuestro primer reto.
Después nos dirigimos hacía lo que parecía una ciudad que se encontraba a unos 15 quilómetros. Al llegar a la puertas de aquella ruinosa urbe, encontramos unas botellas de agua. No habíamos bebido en todo el recorrido, así que nos acercamos y lo hicimos. Al levantar la botella pude leer en su culo , la palabra "Hervir". Hice que todos dejaran de beber de forma inmediata. Estaba claro que nos enfrentaríamos a una especie de amenaza bacteriológica y que no debíamos beber el agua del lugar al que íbamos a saltar. Hervimos el agua y superamos el segundo reto.
¡AMENAZANDO AL ENEMIGO! |
A la derecha, en el extraradio de la ciudad, había un trecho de bosque al que nos dirigimos. El siguiente sobre que encontramos nos hizo recolectar alimentos y hierbas curativas. No teníamos demasiada idea pero siguiendo los pasos de un pequeño manual que teníamos pudimos llevar a cabo la misión. Hacer fuego, hervir el agua, recolectar...Nada de aquello nos aclaraba a qué lugar saltaríamos. ¿Nos preparaban para el fin del mundo en 1992? ¿Viajaríamos a una realidad alternativa? ¿T.I.M.E era capaz de tener esa tecnología?
De pronto el radar que nos habían dado se apagó. No daba señales de vida. Sin energía. Anduvimos dando vueltas en círculo hasta que David metió las manos en su bolsa y se dio cuenta que tenía un mapa. Era un mapa de aquella zona secreta. Había un punto marcado dentro de la ciudad, así que nos dirigimos hacia allí. Todo indicaba que allí, donde íbamos a saltar, podría no haber energía y debíamos saber interpretar la información del mapa.
¡PIEZAS DE METRAQUILATO, CORTESÍA DE DAVID! |
Llegamos a una calle sin salida. En el suelo había cuatro armas, cuatro pistolas. Corrimos hasta ellas, por puro instinto y las cogimos. De forma automática comprobamos los cargadores y confirmamos que sólo teníamos una bala para cada uno. Aquel era el mejor sitio para una emboscada y así fue. De golpe, las ventanas de las fachadas se rompieron y empezaron a salir individuos vestidos totalmente, de pies a cabeza, de color oscuro. No blandían arma alguna pero se acercaban a nosotros de forma amenazadora. Los cuatro disparamos a la vez pero no ocurrió nada de nada. Las balas eran de fogueo. De pronto unas luces de neón se activaron mientras una horda de cuerpos oscuros se nos echaban encima. El neón azul nos sugirió la siguiente orden "Corred!". Y corrimos. Corrimos como alma que lleva el diablo. De calle en calle y cada vez que parábamos a respirar, nuevos individuos salían de cualquier recoveco y nos seguían persiguiendo. Corrimos hasta llegar a una pared vertical. Allí se acababa todo.
¡DADOS DE METRAQUILATO! |
Pero Chechi empezó a ascender y los demás lo seguimos. Cuando estábamos a unos 3 metros de altura estábamos extenuados. Aquellos seres se encontraban en la base de la pared pero no tenían intenciones de seguirnos. La pared debía de tener unos 10 metros de altura. Chechi siguió ascendiendo y al llegar arriba aseguró una cuerda y nos fue subiendo uno a uno. Desde allí arriba vimos que una parte de la ciudad ardía y que el fuego se extendía rápidamente. En lo alto de la pared había una azotea y en ella un maniquí con una nota. "Sacadla de la ciudad y llevadla a la base". Recogimos el paquete y bajamos por unas escaleras de incendio hasta llegar al otro lado.
¡LA TÉCNICA DE LA MANO LOCA! |
De nuevo en la calle oímos el ruido del agua. Un río cruzaba la ciudad. Para llegar hasta él debíamos dar un rodeo ya que el fuego avanzaba rápidamente al mismo tiempo que iluminaba la oscuridad del atardecer. Llegamos a la orilla y divisamos una barca. Corrimos y subimos. Núria y David cogieron los remos mientras yo aseguraba el maniquí. Parecía que todo había acabado cuando oímos el helicóptero. Se colocó sobre nosotros y nos iluminó con el foco. Las puertas se abrieron y apareció un soldado canoso y compacto.
- Podéis subir chicos, el entrenamiento ha finalizado.
Entonces nos lanzó una escalera para poder subir de uno en uno y cuando nos disponíamos a hacerlo sacó un arma y dijo.
- Primero el maniquí.
- ¡No podemos- comento Chechi- debemos llevarlo nosotros mismos a la base!
- ¡Nosotros somos la base!
Le alcanzamos el maniquí y volvimos a la base. Allí nos informaron de que habíamos fracasado. Habíamos superado todas y cada una de las pruebas menos la última. El salto que había que dar era peligroso, muy peligroso y no podíamos fiarnos de nadie.
La noche antes del salto, la pasamos jugando a la Resistencia, una y otra vez, hasta que nos vieron preparados para no creer lo primero que nos digan y ha desconfiar de todo y de todos. " Confiad primero en vosotros mismos. Y pensad que la bondad no existe. La gente es mezquina y mala en todas las épocas a las que viajaréis Si confiáis en vosotros ya no tendréis que confiar en nadie más. Debéis marchar como un equipo y volver como tal."
Esas fueron las últimas palabras que escuchamos antes del salto y todas y cada una de ellas encerraban una verdad terrible que comprendimos buscando a Marcy.