viernes, 29 de diciembre de 2017

¡EN LA OSCURIDAD ES FÁCIL PERDERSE!


¿En cuantas situaciones nos hemos encontrado en las que nos hemos visto en la tesitura de huir? En la vida real seguramente unas cuantas, en lo referente a los juegos de mesa, sin duda alguna, tropecientas. ¡Huir es de cobardes! Claman al cielo los jugadores aguerridos, aquellos que se enfrentan a la muerte aunque haya más opciones. Son los machos lúdicos, los que mueren una y otra vez sin ver más allá de su larga espada y su ancho escudo. Cuando invierten lo hacen en armadura y ante la posibilidad de huir comentan que si lo hacen la victoria no tiene valor, se quedan con mal sabor de boca y llegan a repetir la misión aunque la superaran con el rabo entre las piernas.

¡HUIR NO SIEMPRE ES DE COBARDES!
Yo amiguetes discrepo mucho en eso. Y es que a veces lo que es de cobardes es quedarse en el sitio así porque sí, como si por quedarse uno se erigiera el héroe de la historia aunque por dentro piense que le quedan a lo sumo dos turnos más. Enfrentarse a los problemas es a veces una manera de rendirse, el hasta aquí hemos llegado y tiramos la toalla, ahora... ¡me voy a llevar por delante a unos cuantos!

En mi humilde opinión, huir cuando ves que esa es la única y última solución para salvar el pellejo del grupo, es ser muy valiente, muy consciente y muy responsable. Salvar los trastos con una decisión como esa, una decisión de todo o nada, es tenerlos muy bien puestos. Porque esa solución aunque sea la mejor, no es ni de lejos la más fácil ni la más deseada.

LA ENTRADA A LA MINA
Nuestro grupo de juego visito Moira y aquí seguimos, salvamos la misión y el grupo con sus bajas salió indemne. Con eso de huir es de cobardes conseguimos superar la prueba. Soy el más cobarde del mundo pero nuestro grupo de juego avanzó en los túneles de Moira para ver un nuevo amanecer.

Andábamos explorando las minas de Moria en busca de señales de orcos. Oscuros túneles y serpenteantes pasadizos se extendían en todas direcciones, formando un laberinto en el que podríamos vagar para siempre si no tomábamos el camino correcto. En la oscuridad el tiempo no tiene ningún valor y las horas iban pasando sin fin. Los orcos hicieron acto de presencia y empezaron a atacar, su número aumentaba a medida que nos dirigíamos al Portal del Este. Pero no parecían demasiado organizados. 


Con la partida controlada, viajábamos por los túneles y controlábamos el nivel de amenaza, hasta que apareció el aire viciado de aquel lugar. El aire mortal nos obligó a hacer una prueba de ubicación y al fracasar infringió dos de daños a todos nuestros personajes y se aplicaron todos los efectos de perdidos en el tablero. Aun así seguimos, debíamos avanzar pero la vastedad y complejidad del lugar aumentó nuestro nivel de amenaza en 7 y entonces nos vimos obligados a enfrentarnos a los dos grandes Trolls de las cavernas de los que llevábamos huyendo un buen rato. Con los trolls acechando el resto de enemigos se nos vino encima dejando fuera de combate a tres de nuestros héroes. 

EL TROLL DE LAS CAVERNAS
En un momento de empuje, logramos limpiar la zona de juego pero los enfrentamientos directos nos tenían acorralados contra la pared de la gruta. Debíamos envestir y morir, darlo todo en un último intento por sobrevivir. Pero entonces lo vimos claro, había solo un lugar en juego y un nivel de amenaza muy bajo, puede que el más bajo de toda la partida. Teníamos suficiente espíritu para intentar la huida, era arriesgado pero a la vez, la única forma de salir airosos. Lo dimos todo. Preparamos a todos nuestros héroes, aplicamos las cartas vinculadas, utilizamos al bueno de Faramir, la piedra de Celebrian y la espada Quebrada y nos lanzamos a la huída. La estrategia fue un éxito, dejamos atrás a las criaturas que no se atrevieron a seguirnos y huimos de aquel lugar maldito.




Puede que un mal mayor nos aguarde en las entrañas de la mina. Puede que el mismísimo diablo viva en la oscuridad que nos aguarda. Lo que sí sé con seguridad es que al lado de mis amigos vamos a superar cualquier prueba que se nos ponga delante. Ahora sí, ha llegado el momento de mejorar nuestro mazo, de prepararlo para visitar el infierno, tenemos cartas para mejorarlo para hacer de él un arma de doble filo. Pero hemos de ir con tiento porque como ya sabéis...¡en la oscuridad es fácil perderse!


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