jueves, 12 de enero de 2017

¡EN EL POZO!

Hoy voy a relataros las dificultades que hemos vivido para superar la primera misión de la expansión KHAZAD-DUM para EL SEÑOR DE LOS ANILLOS LCG. "En el pozo", así es como se llama ese episodio que es un camino hasta el mismísimo infierno. La dificultad de tal evento está valorada con un 5 (espero que los tipos que la valoran no hayan tenido ningún regalo en Navidad). Valorar con un 5 está tortura es como decir que Ángel sabe escalar. Vamos… ¡qué no!

KHAZAD-DUM
Estamos en la minas de Moria a petición del Concilio Blanco, llevando un importante mensaje para Balin, quien no hace mucho se puso al frente de un grupo de enanos para volver a Moria y establecer una colonia en las antiguas salas de sus ancestros. Hace tiempo que no se tienen noticias suyas. ¿Por que será? Amigos del Concilio Blanco (empiezo a pensar que son del Madrid), no habéis pensado por casualidad que les puede haber pasado algo muy chungo. No será que las minas están infestadas de todo menos de ratas. Me parece a mí que la intención del Concilio es la de liquidarnos y nos han enviado a una misión suidica. ¿Y nosotros sin Harley Queen!!!

¡ESTOS DEL CONCILIO!
A lo que vamos, empiezo a sospechar, que jugar solo con las cartas del juego básico no es suficiente y que se necesitan dos. Pero nosotros somos así, cuanto más difícil mejor. ¡Si no hay sangre no hay alegría! ¡Si no se gana por los pelos es una victoria sin valor! Así vamos, con la lengua fuera durante dos horas donde si la suerte no está de tu lado lo llevas clarinete.

Nosotros jugamos en modo colaborativo con las cuatro esferas. Chechi lleva la esfera de táctica (¡como no!) Núria se encarga de dos esferas, la de espíritu y la de saber y Julito la de liderazgo. De momento hemos ido avanzando con tres mazos de 50 cartas pero claro el de saber y espíritu se mezclan en un único mazo de 50. Algún día necesitaremos, seguramente, mucha más fuerza de espíritu y ese día tendremos que montar alguna historia. De momento lo que hacemos es potenciar los mazos con personajes únicos que de alguna forma potencien al grupo y puedan compensar y equilibrar los desafíos.


Todos tenemos una carta de Gandalf que aunque es cara de narices te salva una ronda. En mi caso concreto hay unas cartas imprescindibles en mi mazo y que de momento no pienso quitar. El Senescal de Gondor es una carta que permite al héroe que la lleva ganar dos monedas cada vez que se agota. Mi enano Dain Pie de Hierro mientras está preparado puede dar un +1 de fuerza o de espíritu a los demás enanos. Faramir da un +1 de espíritu a los personajes que van de misión de un único jugador. Y además cartas de evento que pueden desde subir nuestra capacidad de ataque, hasta poder repartir mi riqueza con los demás.



Existe tal sinergia entre nuestros mazos que podemos equilibrar algunas situaciones y entonces disfrutamos como bellacos. El mazo de encuentros de este episodio es una maldita pesadilla. Está lleno de lugares que visitar que además tienen unas condiciones de viaje o de aparición muy duras. También hay un montón de maldiciones a cual más hoja de ruta.  Cuando piensas que todo va bien entonces una maldición hace acto de presencia y el destino oscuro se merienda la poca luz que daba nuestra antorcha.



Comenzamos una misión que veníamos perdiendo tres o cuatro veces y a los cinco minutos, ¡estábamos fuera! ¡Nos habíamos rendido! Nos habían golpeado de tal manera que continuar era un quimera. Reseteamos la misión y vuelta a empezar. Era la noche, o cruzábamos Moria hasta el séptimo nivel ¡o quemaba la expansión para San Juan! Volvimos a empezar y aunque las dificultades fueron grandes, las heridas graves y la moral estaba por los suelos, conseguimos llegar a la ronda final. Una ronda más y la superábamos. Nos quedaban tres puntos de vida a cada uno ( muy poco margen para todo el mal que hay en esas malditas minas). Pero lo logramos, las maldiciones no aparecieron, fueron lugares que dejaron un nivel de amenaza bastante arregladito y pudimos pasearnos por Moria con las espadas ensangrentada pero con la satisfacción de saber que el próximo nivel estaba cerca.


¡VICTORIA!
Una victoria que supo muy pero que muy bien. Habíamos sufrido mucho pero ¡a la quinta va la vencida! Y eso es lo que tiene este juego, que nunca saber cuantas veces vas a repetir una misión, que aunque la repitas la disfrutas igual i que al final, lo que cuenta es que estuvimos juntos.