sábado, 19 de noviembre de 2016

¡LA ACTITUD Y LA SOMBRA!

Uno de los caminos para encontrar sentido a mi vida es la de compartir con mis amigos y familia los juegos de mesa. Ese camino se recorre a través de los valores que juntos ideamos y que forman parte de nuestra existencia. Creación, experiencia, estrategia, diversión, cooperación... pero hoy vamos a hablar sobretodo de actitud. La actitud ante situaciones límite, la actitud cuando todo está perdido, la maldita actitud que hace posible lo imposible.

El tipo del que hablaremos ahora es un tipo con actitud. No es catedràtico, ni experto en nada palpable pero es un ilustre conocedor de la actitud y de todas sus formas. Su experiencia personal lo legitima para ello y lo hace ejemplo universal de lo que podríamos llamar "nunca tires la toalla". En el fondo es un maestro accidental, él no tiene la capacidad innata de enseñar pero su oficio a la hora de jugar lo capacita. Con su ejemplo nos ha hecho destilar conclusiones prácticas y nos ha privado de horas de sueño pensando en el "¿Cómo fue posible?".

"¿Cómo fue posible?" Aún sollozo bajo las sabanas pensando en como pude ser derrotado, pensando en que estube acariciando la victoria que cruelmente se me arrebató. Tengo visiones nocturnas, falsas imagenes donde con los brazos alzados me corono y imprimo en la historia lúdica mi casi primera victoria al SEASONS.
Sergi y su mierda de actitud, esa actitud encubierta de pesimismo, disfrazada de cordero degollado mientras afila el cuchillo. Esa actitud que valoramos pero que molesta por igual. El esfuerzo merece la pena pero en ese instante te ves superado por una actitud táctica brutal donde el tiempo juega a favor de la estrategia de tu oponente. Entonces y solo entonces, reconoces que un ente aterrizó o se estrelló hace ya un tiempo en la Tierra y que el muy mamón se sienta en el comedor de tu casa cada viernes.

Viene con esa sonrisa en la cara, con esas palabras amables, con esa educación malsana y después se revela como como un arma letal. No tiene piedad, juega las cartas una a una, busca como combinarlas, como atacar sin ser visto. Sus movimientos sibilinos y su mente maestra solo se delatan cuando medio sonríe sin mirar ningún lugar en particular. Ya está preparado, nosotros lo intuimos pero él, dentro de su mente enfermiza, hace ya un rato que anticipa las próximas tres jugadas y ya no tienes nada que hacer. Sigues disfrutando del juego hasta que el verdugo decide asestar con su hacha lúdica un golpe que nos decapita y nos convierte de nuevo en víctimas lúdicas de su aterradora jugada.

Nada más que comentar. O sí. El tipo fue a remolque toda la partida, hasta sollozó y tuvo la crueldad de darme falsas esperanzas. Yo había hecho una partida interesante, muy estudiada, muy talentosa. Fui muy regular y merecí, seguramente, algo más. Núria estaba ko desde el principio, desconectada de la partida, pero… quien se fía de ella, acostumbrados a verla resurgir de sus cenizas una y otra vez. Llega el recuento final y Chechi, con la suma de sus cartas, nos da carpetazo y a a otra cosa. La fustración llegó y días después aún continua acariciando mi espalda y dándome unos odiosos golpecitos que lejos de animarme me joden un montón.

¡LA ACTITUD Y LA SOMBRA!

Monté la revancha. La cosa no podía quedar así. Pero lo que paso fue una lección que Chechi y yo no olvidaremos jamás.


LA SOMBRA


Cuando sacamos el Seasons
se sienta con tranquilidad.
No asombra su postura
y se mueve con soltura.

Juega sin pretensiones,
no busca dar lecciones.
Se mueve con calma
y en las sombras, nos aguarda.

Es la noche que se cierne en un instante.
Es la sombra que avanza sin parar.
Forja su victoria con ignorancia
y nos funde sin pestañear.

 Según ella... vence por impulso
y hace de nuestra partida algo insulso.
"¿Gané?" pregunta con incredulidad.
"Ha sido sin querer, la verdad".

Nosotros nos miramos,
tanto esfuerzo nos ha quebrado.
Ella se levanta sin darle importancia,
una victoria más ya no tiene relevancia.

La noche acaba como una sorda hoguera.
La sombra nos ha embestido
y con su humildad y arrojo,
nos ha hundido... en un pozo.

Así es Nuria la oscura, la negra, la locura.
Se mueve cual sombra y es mortal.
Destroza tu estrategia y te aparta a un lado
con cada ficha y carta que se le ha dado.

Al final, solo ella queda de pie.
Me pregunto cómo lo hace,
cómo consigue casi siempre... 
el mismo desenlace.

A sus pies señora Oscura.
No entendemos porqué 
pero como ella dice:
"¡Ho sento jo no he fet res!"


Dedicado a Núria que cada vez nos sorprende más y más y más...


En esta segunda partida Chechi y yo estuvimos intratables. O él o yo nos llevábamos la partida seguro. Núria nos dio una lección de humildad y con una buena última jugada consiguió distanciarse lo suficiente para ganarnos de 5 puntos. Nosotros empatamos a puntos y estupefactos decidimos irnos a dormir, mañana seria otro día.