jueves, 29 de junio de 2023

¡ERA UN ALIEN!

Es difícil no sentirse extraño volviendo a una vida normal. Pasamos casi dos horas encerrados inmersos en nuestros pensamientos, enfrentando peligros y demonios internos, intentando matar y sobrevivir. Volver al exterior es como volver al otro mundo, el mundo de afuera, lleno de vida, de suciedad, de estrés y de cosas que no veíamos necesarias pero para algunos como yo sí lo son. Miro el comedor de la casa de Ángel y ya no es como antes, dos horas viendo sufrir al amado líder y ahora es un sitio que me desespera y aburre tremendamente, en el fondo quiero salir de allí.


Me enamoré del amado líder el día que descubrí al táctico, al tipo que hay que vencer sí o sí. Enamorarse de él (lúdicamente hablando) es como caminar sobre auroras boreales, pero que solo nosotros dos podemos ver y sentir. Puede ser que encontremos a la pareja lúdica perfecta, a ese miembro que nunca puede faltar por su arrojo, pasión y dominio de la situación. Por eso cuando tenemos la oportunidad de humillarlo, de reirnos un poco de él, de recordar aquella tarde durante siglos, nos venimos abajo cuando alguien rompe esa ilusión, ese deseo. Ese día aprendí a recibir la traición que pueden darme la vida o un simple amigo o amigo simplón.


¿Hace cuánto tiempo que no me siento cómodo en su compañía? ¿Cuánto tiempo pierdo huyendo de él? Hace mucho comencé el largo trayecto de soportarle, perdonarle y en lo que llevo de tiempo aguantando a esta persona insoportable he entendido que no puedo esperar que el pobrecillo se ponga a pensar en el último turno. Ese último turno crucial e importante en el devenir de los acontecimientos.



¿Estamos preparados para la victoria o estamos condenados al auto sabotaje? Llámese auto sabotaje a todos los actos que hacemos contra nosotros mismos cuando estamos a punto de alcanzar el objetivo por el que tanto trabajamos. ¿Quién de nosotros no ha visto como una amistad arruina, una relación lúdica perfecta, que va de maravilla pero… ¿Se toman decisiones equivocadas en el puto último turno? La respuesta es sí. ¿Pero siempre? Sí, Angelillo siempre.


Todo iba bien en la base. Todos éramos aliens menos el amado líder. Parra y yo nos habíamos declarado aliens y acorralábamos al amado líder que corría de lado a lado de la estructura metálica mientras dejaba ir exabruptos sobre las lindeces del juego de marras. Ángel, como alien encubierto, le seguía el rollo de forma sibilina, el tipo sabía lo que se hacía (¡y una mierda que te den!). Todo nos llevaba a un desenlace: la infección del amado líder y su final.



Chechi arregla el quitanieves y se prepara para huir. Pero no se fía de Ángel y no está dispuesto a arriesgar su vida. Hay dos maneras de descubrir a un alien en The Thing, hacer un análisis de sangre o utilizar el cable y el lanzallamas como en la película. Chechi tenía el lanzallamas y Ángel el cable (o al revés, no lo recuerdo), recordemos que Ángel era alien, entonces pasó. Chechi le pide el cable a Ángel en señal de confianza. Es la única forma de subir al quitanieves y huir. Recordad que Ángel era alien. Reitero e insisto en que Ángel era un puto Alien.


Entonces Ángel (¡el alien!) en plena posesión de sus facultades (¡Y otra mierda que te den!), alarga la mano, y le da el cable al amado líder. Recuerdo en este punto que Ángel era un Alien. Este, al recibirlo, se queda con la boca abierta, ante la mirada atónita de Parra que ve pasar esa secuencia en cámara lenta, mientras el cable se acerca a la mano del amado líder que, sin pestañear, piensa para sus adentros: "Este tío no es un alien, no se puede ser tan tonto".

Parra no es de mecha rápida, normalmente está en contacto con la naturaleza y si además tiene la partida en el bolsillo, se relaja nivel Dios. Por eso, en la expresión de su cara, solo había una pregunta: ¿Qué puto plan tramaba Ángel? Y solo había una puta respuesta: Ninguno. Esa era la cruda realidad del que era Alien y parecía no saberlo.


Chechi alcanza el cable con una media sonrisa pensando que al menos dos humanos iban a ganar. Utiliza el cable y el lanzallamas y descubre la verdadera identidad de Ángel. Entonces les explota la cabeza. ¿Qué mierda es esta?

Los aliens perdemos la partida (Ángel también, no había plan ninguno) y el amado líder se alza como el gran superviviente de la historia. Ángel deja de sonreír y se da cuenta de que sus actos nos han llevado a la extinción. Nos mira cuál cachorro abandonado e intenta explicarnos que en su cabeza todo pasaba de otra forma mientras sonaba la música de la Casa de la Pradera. Idealizó un final en el que él acababa la partida en el quitanieves ante la mirada atónita de Chechi. ¡Me has pillado Ángel! ¡Qué jugadon!


¡La madre que lo parió! Lo de mi amigo Ángel no tiene nombre, mi amigo Ángel es más inútil que el plastidecor blanco, le hace falta un hervor. Va por la vida a pie cambiado. A mi amigo Ángel es para darle con un calcetín sudado en la boca. Este chaval lo hace todo del revés, no se entera de nada.


domingo, 25 de junio de 2023

¡NI UNA MÁS!

Un juego es un sistema recreativo sometido a reglas donde hay una condición de victoria. Las reglas son las directrices por las que el juego debe ser jugado. La labor del diseñador es crear ideas; y añadir, eliminar o modificar reglas que definan el juego. El buen diseñador buscará que los objetivos estén claros y el jugador se sienta motivado para alcanzarlo mediante reglas que le permitan tomar decisiones trascendentes.

El problema aparece cuando no es el diseñador quien te explica el juego sino un aficionadillo de tres al cuarto. Te va a ocurrir en más de una ocasión. A veces alguien (normalmente Ángel) explica mal un juego o parte de él. No hay claridad en una regla concreta y hay que tirar de manual. No pasa nada, se tira y punto. El problema radica cuando alguien pregunta una regla y se le responde hasta tres veces sin mirar siquiera el manual. ¡Se puede tener la cara más dura!

Ante esta situación la afectada de la que no diremos el nombre para no hacer más sangre, se vio perjudicada y su estrategia quedó a medias, sin poder esgrimir todo su potencial. Para ponerle un nombre ya partir de ahora la llamaremos LMD (La madre de Dragones), ¿porqué este apodo y no otro? La verdad es que habíamos barajado también la Reina Alien, pero este me ha parecido más acertado.

La historia es que Ángel llegó a casa con el Rey de la Montaña bajo el brazo, esta es otra, como el pequeñín tiene juego pues hay que jugar. Chechi y yo pensando en nuestras campañas del ESDLA o de Arkham Horror y el tipo a su bola. Bueno, despliega y empieza la explicación. Explicó el juego por encima, estructurado, pero por encima. No puso un puto ejemplo, todo debía salir de nuestra imaginación. Lo que me jode de verdad es que su explicación fuera tan parca que no pudimos ni escoger correctamente las cartas, todo al tun-tun. Pero bueno te vas haciendo a la idea y piensas que solucionaras cosas durante la partida.



El juego no estaba mal, un puzzle sobre tablero con una serie de condicionantes que incluyen el espacio y el material. Una carrera por optimizar la construcción de túneles con poco puteo pero entretenido. Tema pegado pero con protagonistas interesantes, los Trols. A mi las ilustraciones me gustaron, pero las mecánicas no me sorprendieron. Sí me gustó la gestión piramidal de los materiales que es esencial para ganar.

Cuando se produjo el desenlace del final de la partida, LMD preguntó cuantos turnos le quedaban. El colega le dijo que dos o tres, yo que sé. LMD empezó a elaborar su estrategia ganadora, cuando le dice el amigo Ángel que ya no le quedan más turnos. ¡Cómo osas! Fue en ese momento que se desató uno de los momentos lúdicos más terroríficos de nuestra vida. 

Esa noche pasará a ser nuestra noche más aciaga. La noche del viernes 11 de febrero pasará a la historia del terror más incómodo. LMD se transformó en un demonio humano, con el pelo encrespado, los dedos acusadores mientras amenazaba a Ángel. Su saliva saltaba de sus labios mientras Ángel se encogía bajo los improperios que no acababa de entender. Sus ojos encendidos como brasas, inyectados en sangre con un único objetivo, Ángel. Si piedad, LMD se alzó alargando el cuello por encima de las mirada de los allí presentes y su sombra se alargó cubriendo todo el techo y parte de la estancia. La manos de los allí presentes temblaron y dejaron caer el material que sustentaban en un alarde de intentar jugar. Todas las miradas fijas en en aquella situación donde agresora y víctima se llevaban todo el protagonismo.


Ángel redujo su tamaño a mínimos históricos mientras la titán lo amenazaba con uñas y dientes. Las lágrimas en los ojos del pobre tipo lo empequeñecían y su sonrisa estaba rota ante una situación que no comprendía. Pero ¿esto es un juego no? Ángel no entendía que el dominio de LMD se veía amenazado por el error casi infantil que había cometido. No entendía que la victoria le había sido arrebatada por culpa de una inexactitud en la narración.



Parra se preparó para lo peor. Todos pensaréis que estaba preparando sus manos para actuar, nada más lejos de la realidad. Parra se preparó para salir corriendo sin pedir ayuda, ¡menudo es Parrita! Chechi se jactaba en silencio mientras veía al matagamusinos a punto de sucumbir. Su media sonrisa delataba satisfacción, esa satisfacción de " ¡ya te está bien empleado!".

La Madre de Dragones lo miró con desdén y se fue a dormir dejando al pobre chaval llorando sobre el tablero. ¿Un juego de Ángel defenestado? ¿Otra compra fallida? 

Me atrevo a decir, no me llaméis pitoniso, que no va a ser la última jugada de nuestro último miembro. Un chaval lleno de ilusión que se presenta en casa con planes dudosos ante la mirada del amado líder. Hay que ser pardillo para cagarla con los veteranos, yo a Ángel se lo perdono casi todo pero la Madre de Dragones marca en el marco de la puerta, con la uñas, una muesca que acompaña a otras dos. Me mira iracunda y comenta:

- ¡Ni una más! ¡No le paso ni una más!